Frases, análisis e ideas sobre perdón y rencor que se utilizan como pretexto de aquel que dice que pudo llegar a ser grande, pero se jodió la rodilla
Divide y vencerás, uno de los golpes más certeros que le puedes propinar a la mente de tu enemigo. Si logras que esa idea se quede en su cabeza habrás creado un daño tal que lo mantendrá ocupado en sus demonios y alejado de cualquier venganza, rencor o búsqueda de justicia hacia tu persona.
Esta semana, el ellos y nosotros ha vuelto a hacerse presenta alejándonos de lo verdaderamente importante para ocuparnos de lo políticamente intrascendente. Un enfrentamiento innecesario.
Un odio hacia el pasado que insistimos en no querer superar. En donde ahora resulta que no somos lo que somos, ni parecemos lo que parecemos.
Pero ¿qué somos? En principio un pueblo mestizo. ¿Cómo saber por qué llegamos aquí? Leyendo obras vitales como la Visión de los Vencidos del Maestro Miguel León Portilla, relatos nunca escondidos y que forman parte del pasado que en algún punto todos deberíamos interesarnos por conocer.
Un mensaje profundamente humano que intenta mostrar la obligación que tenemos con los indígenas.
Relatos de los vencidos que no nos hemos cansado de contar y que están presentes a lo largo y ancho del territorio nacional. “Donde llegaban los españoles, todo quedaba desolado” o “No fue triunfo ni derrota, sino el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy”.
Frases, análisis e ideas, utilizadas ahora no para la reconciliación nacional, sino como pretexto de aquel que dice que pudo llegar a ser grande, pero se jodió la rodilla. Una historia utilizada como separatismo estúpido que nos ha permitido usar el pasado para manipular el presente. En una realidad llena de resentimiento.
Quizá por eso el rencor y perdón como pretexto para decir que no trabajo por culpa de ellos. Rencor y perdón por no querer aceptar que somos el peor enemigo de mi vecino.
Perdón y rencor, usados como lastre para no aceptar nuestro compromiso con la historia. En donde es mejor fregar a un mexicano, tal y como me fregó “un español”.
Pero ¿y si dejamos de poner trabas y le hacemos la vida más fácil a los demás? Si dejamos de pensar que la dicha de uno, será mi desdicha. Si nos unimos para que a todos nos vaya bien.
¿Si dejamos la transa, para ver si todo esto avanza? En este país donde hoy el asaltante bolsea hasta a los niños y te atracan hasta en los velorios. En el México de la rapiña y el agandalle que nada tiene que ver con el conquistador.
Superar no es olvidar, pero quizá ya va siendo hora de levantarnos, sacudirnos el polvo y como nación, caminar hacia un mismo bienestar.
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