Mientras los patinadores ponían a prueba su destreza, otro joven observaba y registraba cada caída.
En un espectáculo que combinó destreza, valentía y un toque de humor, un grupo de patinadores se aventuró por una pendiente peligrosa en la cual se encontraba una alcantarilla que muy pocos lograron rebasar. Lo que comenzó como una competencia de habilidades sobre ruedas rápidamente se convirtió en un concurso improvisado de las mejores caídas.
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Con movimientos arriesgados y una velocidad vertiginosa, los patinadores intentaron dominar la pendiente desafiante y cruzar la alcantarilla, sin embargo, la mayoría de ellos terminaron en el suelo en una serie de caídas espectaculares, mientras tanto otro joven grababa y contaba cada caída.