Lo anterior implica que la restricción para circular por esa vía para los camiones de carga, que se anunció en la madrugada del viernes, se amplió también para los vehículos ligeros, automóviles y autobuses de pasajeros.
La ira se hizo presente entre los automovilistas luego de tres días de permanecer cerrado el Paso Exprés. Choques, golpes y acelerones son lo menos que se ha registrado en un trayecto de cinco kilómetros que recorren aquellos que insisten en llegar al área del socavón, sólo para comprobar que no hay paso.
Ayer el conductor de un auto compacto intentó arrollar a un Policía Federal y se dio a la fuga, pero fue detenido metros adelante luego de una persecución en la que dos jóvenes fueron detenidos.
Se calcula que el tránsito cotidiano de la zona sur de Morelos a Cuernavaca oscila entre los siete mil y 10 mil automovilistas, lo que causa un intenso tráfico. Distribuir ese tráfico en las intrincadas calles de Cuernavaca resulta imposible.
Los vendedores ambulantes han aparecido en escena para mitigar la espera de los automovilistas, al ofrecer agua, bocadillos, cargadores para celulares, incluso han improvisado una terminal de taxis en ambos sentidos del Paso Exprés, para que la gente que camina de los puntos de conflicto hasta donde se libera el tráfico pueda continuar su camino.
Una mujer enferma de cáncer, procedente del municipio de Tetecala, caminó alrededor de un kilómetro hasta cruzar al otro lado del socavón y poder llegar a su terapia en la Ciudad de México; un taxi que dejó en ese punto a su pasaje la llevó a su destino.
Los turistas que se dirigían a Acapulco tuvieron que buscar también vías alternas.
CUERNAVACA, Mor.