Aunque hay quienes recurren a ello de forma temporal, por necesidad o curiosidad, para muchas personas esta actividad es una vocación
En Argentina, más de seis mil personas que se dedican al paseo de mascotas, principalmente perros, buscan solicitar a las autoridades de su país se les incorpore a la lista de empleos formales.
De acuerdo con un grupo de paseadores de perros, cuyo oficio lo han realizado por más de 30 años, este empleo originalmente surgió como una necesidad entre los dueños que no podían compatibilizar el ritmo laboral con el paseo de su mascota, y adiestradores y paseadores que ofrecieron su servicio para poder ejercitar a los perros al mismo tiempo que logran desarrollar convivencia social y canina entre los animales.
José Guerra, adiestrador y paseador, insiste en la necesidad de que se reconozca la gran responsabilidad que conlleva su trabajo.
“Salimos a la calle con un ser vivo, que, a la vez, es un integrante más de la familia. Lo tenemos que cuidar y conocer las herramientas de trabajo”, señaló a medios locales.
Por ello, tanto Guerra como un centenar de personas que se dedican a este empleo, coinciden en la importancia de formarse y preparar a las nuevas generaciones de paseadores.
“El perro, hoy por hoy, está totalmente insertado en la sociedad y nosotros somos parte de eso. La sociedad nos pide que nos capacitemos más, que seamos más profesionales”, apuntó.
Aunque hay quienes recurren a ello de forma temporal, por necesidad o curiosidad, para muchos como Guerra esta actividad es una vocación.
“No me podría sentar en una oficina” ni “podría atender al público, no me imagino, no porque no tenga la capacidad, sino porque creo que mi lugar está con los perros, me siento más cómoda con ellos”, reveló Carolina Germetro, quien lleva más d 20 años dedicándose a esta profesión
Aun así, ella denuncia que la profesión todavía enfrenta una gran informalidad: “No tenemos categoría, no existimos, ni como autónomos ni como nada”.
Desde el año 2013, un grupo de paseadores de Buenos Aires comenzó a compartir sus problemáticas y a establecer unas reglas básicas, como precios mínimos.
Dos años después, crearon una asociación con la que lograron convenios con bancos y empresas médicas e impulsaron la creación de más espacios para perros en la ciudad, hasta que, a finales de 2017, fundaron el primer Sindicato de Trabajadores Caninos del mundo, que además de a paseadores, engloba a adiestradores, peluqueros y el resto de actividades relacionadas con mascotas.
Actualmente, el secretario general del gremio, Matías Tomsich, busca impulsar una ley para regularizar todos los oficios caninos, que ejercen casi 60 mil personas en Argentina.
Hoy “te muerde un perro o te pasa algo en la calle y no tienes a nadie que te respalde, no hay ninguna ley que te avale”, señala buscando hacer hincapié en que esto les impide acceder a cobertura médica, vacaciones pagadas, días por estudio o bajas por maternidad.
“Estamos en la precariedad absoluta”, asevera Tomsich, quien ya se reunió con distintos diputados nacionales para tratar de presentar la norma en el Congreso este año.
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