Desde su fundación, el PAN buscó crear conciencia ciudadana para que los mexicanos se percataran de los problemas que tenía el país
Corría el año de 1939, la presidencia del general Lázaro Cárdenas dividía opiniones en la sociedad. Por un lado se encontraban aquellos nacionalistas que aplaudían las medidas tomadas durante su gestión y que, arropados por el gobierno y sus apoyos, veían el renacer de un país. Por otro, los grupos de empresarios, clérigos y universitarios que no habían podido hacerse escuchar durante la gestión del michoacano.
La transformación del Partido Nacional Revolucionario (PRN) en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) fue vista por muchos como la desmantelación de las clases políticas para agregar a obreros y campesinos a los sectores del partido oficial, el cual bajo una “nueva visión” reconocía la lucha de clases y buscaba “la implantación de una democracia de los trabajadores para llegar al régimen socialista”.
Esto hacía suponer que el cardenismo seguiría si lograba llegar a la presidencia Francisco J. Mújica, candidato oficialista y favorito del presidente para las elecciones de 1940.
Fue en este contexto que el abogado Manuel Gómez Morín convocó a una gran cantidad de delegados procedentes en su mayoría de Tampico, León, Morelia y Monterrey, simpatizantes de los ideales de Francisco I. Madero, y quienes veían al gobierno de Lázaro Cárdenas como populista y un peligro para la estabilidad y el orden en el país.
En febrero de 1939, en el local del Frontón de México, se constituyó el Comité Organizador y el 16 de septiembre de ese mismo año quedó conformada la Asamblea Constituyente del Partido Acción Nacional que nacía con el objetivo de crear conciencia ciudadana, para que los mexicanos se percataran de los problemas que tenía el país y despertara en ellos el deseo de participar en la solución.
Durante su primera convención, el Partido Acción Nacional dejó de manifiesto su franca oposición al régimen de Cárdenas a través del discurso ofrecido por Gómez Morín quien subrayó: “La opresión y la injusticia son contrarias al interés nacional y degradantes de la persona… Sólo pueden ser evitadas mediante el recto ejercicio de la autoridad, que no es el capricho de un hombre o de un grupo, sino que tiene por fin la realización del bien común (…) Todo trabajo socialmente útil, debe tener la retribución justa que permita al trabajador vivir y formar decorosamente una familia, y obtener el más amplio mejoramiento real posible”.
Luego de acordar por unanimidad el comité directivo del nuevo instituto político y de adoptar los Principios de Doctrina y los Estatutos de la nueva organización, se designó que fuera su fundador quien tomara las riendas del nuevo proyecto.
La doctrina recibió influencias de diferentes vertientes; primordialmente de la social cristiana, pero también de un liberalismo moderado que reconoció desde el inicio, la rectoría del Estado en la economía, nada contrario a la democracia, ni a la dignidad de la persona humana y, por tanto, nada en contra de la igualdad y de la libertad.
Gómez Morín, quien se desempeñó como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y era banquero especialista en crédito, contó con la participación de profesionistas universitarios como Efraín González Luna, Daniel Kuri Breña, Juan Landerreche, Manuel Herrera y Lazo, Manuel Ulloa, Roberto Cossío y Cossío, Enrique de la Mora y Gustavo Molina Font.
El nuevo partido encontró su nicho de simpatizantes y seguidores entre personas de clase media, antiguos alumnos que lo admiraban y respetaban, así como en varios banqueros como Juan Sánchez Navarro y Aníbal de Iturbide.
La influencia empresarial sobre el nuevo partido se manifestó desde sus inicios ya que sus documentos básicos fueron redactados en el Banco de Londres y México, y uno de los primeros diputados federales sería Antonio L. Rodríguez, director del centro bancario de Monterrey.
Uno de los primeros objetivos fue formular para México una doctrina congruente y concreta que, “basada en una actitud espiritual dinámica, hiciera valer en la vida pública la convivencia del hombre integral; una postulación de la moral y del derecho como fuente y cauce de la acción política, y no un mero cambio de personas, sino reforma de estructuras políticas y sociales, para gestionar el bien común”, como señala su Declaración de Principios y el Programa Mínimo de Acción Política del nuevo partido.
Según el Acta Constitutiva, Acción Nacional es una asociación de ciudadanos mexicanos en pleno ejercicio de sus derechos cívicos que se constituyen en un Partido Político Nacional cuyos objetivos son: el reconocimiento de la preeminencia del interés nacional sobre los intereses parciales y la ordenación y jerarquización armoniosas de éstos en el interés de la nación; el reconocimiento de la eminente dignidad de la persona humana y la obtención de todos los medios físicos y espirituales requeridos para garantizar con eficacia esa dignidad; y la subordinación de toda actividad individual, social o del Estado, a la realización del bien común.
En su exaltación a la iniciativa privada el texto destaca que: “El Estado tiene el deber de velar por que los frutos de la iniciativa privada tengan carácter social, y de hacer que esa iniciativa concurra siempre en el interés nacional, y esté constantemente subordinada al bien común”.
Sobre la propiedad privada se apunta que éste “es el medio más adecuado para asegurar la producción nacional y constituye el apoyo y la garantía de la dignidad de la persona, y de la familia. Debe promoverse, por tanto, la formación del mayor número posible de patrimonios familiares suficientes”.
Respecto a la economía: “El Estado tiene autoridad, no propiedad, en la economía nacional. Debe especialmente velar por evitar la consideración del hombre como instrumento de la economía, y garantizar, al contrario, que la estructura y el resultado de las actividades económicas queden siempre subordinadas y al servicio de los valores humanos que son superiores”.
El PAN quedó definido pues como un partido político laico, de ideología humanista, afín a las ideas liberales, tomistas –la escuela filosófica y teológica que surgió como un legado del conocimiento y pensamiento de Santo Tomás de Aquino– y de la democracia cristiana, es decir, un grupo de acción con la aspiración de llevar a la democracia las consecuencias derivadas de los principios filosóficos cristianos, entre ellos la concepción de la historia con una raíz espiritual; la primacía de lo moral; la dignidad de la persona humana; la primacía del bien común y la justicia social.
En poco tiempo, Acción Nacional comenzó a reflejarse como la oposición más palpable del partido oficialista. En 1942, los panistas consiguieron ganar la primera alcaldía de El Grullo, Jalisco, aunque el ayuntamiento no llegó a tomar posesión.
Para 1943, el PAN postularía 21 candidatos a diputados federales, sin obtener triunfo alguno; y para 1946, durante su Cuarta Convención Nacional, nominaría a Luis Cabrera como candidato presidencial, quien declinó la invitación calificándola como la más alta distinción de su vida, por lo que sólo se registraron 87 candidatos a las diputaciones federales ingresando cuatro de ellos a la Cámara de Diputados, la cual por primera vez en la historia reciente, tendrían políticos de oposición en el Congreso. Uno de ellos fue Aquiles Elourdy García, legislador federal por Aguascalientes.
En diciembre de 1946, Acción Nacional tuvo su primer presidente municipal, al ganar Manuel Torres Serranía, en Quiroga, Michoacán. Y también su primer diputado local, con el triunfo de Alfonso Hernández Sánchez, por un distrito de Zamora, en el mismo estado.
En 1948 el PAN obtuvo su registro legal como partido político nacional, y para 1952 postuló a Efraín González Luna como su primer candidato presidencial, en contra de Adolfo Ruiz Cortines del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de Miguel Henríquez Guzmán de la Federación de Partidos del Pueblo (FPP) y de Vicente Lombardo Toledano del Partido Popular (PP).
Con el paso de los años, el PAN fue incrementando paulatinamente su presencia política en algunos ayuntamientos y en la Cámara de Diputados, teniendo una presencia marginal en las urnas, hasta que en 1976 no registró a ningún candidato presidencial.
No obstante, tras la nacionalización de la banca en septiembre de 1982, nuevos grupos empresariales se incorporaron al partido logrando más triunfos electorales en algunos estados de la República y distritos de la Ciudad de México, hasta obtener en 1989 su primera gubernatura en Baja California con Ernesto Ruffo Appel, y en 1991, su primera senaduría con Héctor Terán Terán, en el mismo estado.
Finalmente, tras poner en riesgo la hegemonía del PRI en las elecciones de 1994 con la candidatura de Diego Fernández Ceballos, el PAN obtuvo el triunfo de la presidencia de la República con Vicente Fox Quesada en el año 2000, terminando con 70 años de gobierno priista.
Su fortaleza política quedó de manifiesto cuando logró nuevamente el triunfo presidencial a través de Felipe Calderón Hinojosa, para el sexenio 2006-2012.
Actualmente el PAN es la segunda fuerza política en el Congreso al contar con 34 senadores y 109 diputados en las Cámaras.