El Papa Francisco pidió disculpas a las víctimas de abusos sexuales, después de que en Chile apoyara a un obispo, acusado de encubrir a curas pederastas, debido a que no hay “pruebas” contra él
El Papa Francisco, en un acto de autocrítica extremadamente inusual, pidió disculpas en su viaje de regreso a Roma a las víctimas que han sufrido abuso sexual de sacerdotes, reconociendo que había “herido a tantos” con comentarios en los que defendió a un obispo chileno que está bajo escrutinio.
Si bien el Papa lamentó las palabras que eligió y el tono irritado que usó cuando respondió a la pregunta de una periodista el jueves pasado en Chile, también dijo que estaba seguro de que el prelado en cuestión, Juan Barros, era inocente y que conservaría su cargo.
“Les pido perdón a ellos si los herí sin darme cuenta, fue una herida sin querer”, dijo a periodistas el Papa, inusualmente contrito, sobre quienes han sufrido abusos.
En el último capítulo de una historia que ha conmovido a Chile, Francisco había dicho en Chile que Barros, a quien se acusa de proteger a un sacerdote pedófilo, seguirá como obispo de Osorno porque no hay evidencia creíble en su contra.
“El día que me traigan una prueba contra el Obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia”, dijo el jueves Francisco a una periodista que logró acercarse al Pontífice en un evento y que le preguntó sobre Barros.
Las palabras fueron consideradas intentos de desestimar la credibilidad de los acusadores y fueron muy criticadas por las víctimas, sus defensores y editoriales de periódicos en Chile y Argentina, el país del Papa.
Incluso el sábado, el cardenal Sean O‘Malley de Boston, un asesor papal clave, se distanció de la declaración que, dijo, le había causado “gran dolor”.
El Papa dijo en el avión: “La palabra prueba ha herido a tantos abusados, ‘yo tengo ahora que ir a buscar un certificado sobre esto’ (…) Sé cuánto sufren y sentir que el Papa les dice en su cara: ‘tráiganme una carta’ es una cachetada. Y ahora me doy cuenta que mi expresión no fue feliz”.
A Barros se le acusa de proteger a su antiguo mentor, el sacerdote Fernando Karadima, quien en 2011 fue hallado culpable en una investigación del Vaticano de abusar de adolescentes durante muchos años. Karadima niega las acusaciones y Barros dijo que no estaba al tanto de ninguna conducta impropia.
Barros fue uno de los religiosos entrenados por Karadima hace unos 20 años. Él y otros tres se convirtieron en obispos. Un laico chileno, Juan Carlos Cruz, ha dicho que Barros vio como Karadima abusó de él.
En el avión, el Papa reveló que Barros le ofreció renunciar dos veces en los últimos años, pero que rechazó la propuesta. “Yo no puedo condenarlo si no hay, no digo pruebas, evidencias”, dijo Francisco en el vuelo.
Católicos de Osorno se mostraron disconformes con las explicaciones del Papa, porque dicen que no se hace cargo del problema, especialmente por no aceptar la renuncia de Barros.
“La pregunta que debe hacerse el Papa es si la permanencia del obispo Barros es signo de unidad y si permite llevar la humanidad a Dios, y Dios a la humanidad”, dijo Juan Carlos Claret, portavoz de un grupo de católicos de Osorno en un correo electrónico.
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