En el prefacio del libro de Daniel Pittet, un suizo de 57 años que sufrió los abusos de un fraile capuchino también helvético cuando era niño, el Papa Francisco escribió que “se trata de una absoluta monstruosidad, un pecado terrible” cometido por religiosos sobre jóvenes víctimas de abusos sexuales.
El pontífice pide perdón a todos “con toda humildad”: a las familias de las víctimas de los curas pedófilos, les que expresa “mi amor y mi dolor”.
Jorge Bergoglio recuerda que “algunas víctimas llegaron a quitarse la vida. Estas muertes pesan sobre mi corazón y mi conciencia y sobre toda la Iglesia”. El libro con el prefacio, anunciado hoy en exclusiva por el diario alemán “Bild”, se titula, “Lo perdono, padre”.
Daniel Pittet sufrió la agresión del pedófilo entre los 9 y 13 años. Hoy trabaja en Friburgo como bibliotecario y fundó una asociación llamada “Rezar y testimoniar”. Es padre de seis hijosy hace dos años con su familia visitó a Francisco en el Vaticano”.
En el prefacio el Papa escribió que cuando Daniel le contó su historia “pude ver otra vez los daños espantosos causados por los abusos sexuales y el largo y doloroso camino que espera a las víctimas.” Agrega que el testimonio de Pittet es “necesario, precioso y valiente”.
El fraile suizo abusador que lo violó decenas de veces es el padre Joel Allaz. Fue denunciado por Pittet veinte años después al enterarse que el pedófilo continuaba con sus andanzas y que las autoridades eclesiásticas lo trasladaban de una diócesis a otra para “evitar el escándalo”.
En 2008 el padre Allaz fue procesado por 24 casos de abusos sexuales, cometidos entre 1958 y 1995, pero la mayoría de los casos habían caído en prescripción tanto en Suiza como en Francia, los países donde el pedófilo eclesiástico cometió sus “monstruosos” “pecados terribles”, según escribió el Papa en el prólogo del libro.
En diciembre de 2011 el fraile capuchino abusador en serie fue salvado de la prisión con una suspensión condicional de una pena de dos años que le había sido dictada.