El Papa Francisco emitió la ley “Motu Proprio”, que establece la obligatoriedad de la renuncia de altos prelados al cumplir los 75 años, exhortando a que vivan en austeridad al dejar sus cargos
El Papa Francisco ordenó el jueves a funcionarios del Vaticano y obispos de todo el mundo llevar vidas sencillas y renunciar a cualquier deseo de poder después de retirarse de posiciones altas en la jerarquía de la Iglesia.
Un número de funcionarios y obispos del Vaticano han quedado en la mira en los últimos años por apegarse a lujos, como amplios apartamentos y, en algunos casos, incluso custodias policiales, después de dejar sus cargos.
El mismo Francisco dejó los espaciosos apartamentos papales y se aloja en una habitación simple en una casa de huéspedes del Vaticano. Ahora una nueva ley eclesiástica dice que los prelados deben “despojarse de los deseos de poder y de la pretensión de ser indispensables”.
Francisco hizo los comentarios en una nueva ley conocida como “Motu Proprio”, que quiere decir “por iniciativa propia” en latín. Su título en italiano puede ser traducido como “aprendiendo a renunciar”.
Con fecha 12 de febrero, publicado hoy recoge las recomendaciones del Consejo de Cardinales que asisten al papa en la reforma de la Curia romana y que ya habían sido aprobadas por Francisco en noviembre de 2014, para así integrarlas en la legislación canónica.
El Papa establece así que cuando los prelados, obispos y titulares de especiales cargos pastorales, cumplan 75 años “son invitados a presentar al Sumo Pontífice la renuncia de sus deberes pastorales”
En otro de los cinco artículos del documento pontificio también se recuerda que los jefes de Dicasterio de la Curia romana que no sean cardenales, y otros cargos de la Santa Sede no cesan “ipso facto” al cumplir los 75 años y deben presentar también su renuncia al Sumo Pontífice. Francisco subraya que la renuncia debe ser aceptada por el papa, que la evaluará según las circunstancias concretas.
La ley busca claramente evitar la repetición de recientes escándalos, como el que involucró a un apartamento utilizado por el cardenal Tarcisio Bertone, ex secretario de Estado que fue despedido en 2013.
El apartamento de retiro de Bertone, que tiene una terraza enorme y una vista espectacular de la cúpula de la Basílica de San Pedro, se convirtió en un símbolo de la dificultad que el Papa ha enfrentado en sus esfuerzos por controlar los lujos a los que algunos líderes de la iglesia se aferran tras retirarse.
Francisco dijo que aquellos que dejan sus puestos deben abrazar “un nuevo proyecto de vida, marcado lo más posible por la austeridad, humildad, los rezos, el tiempo dedicado a la lectura y el deseo de proveer servicios pastorales simples”.
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