Francisco escuchó algunos testimonios de lo ocurrido durante los tres años, entre 2014 y 2017, que los yihadistas controlaron Mosul
“Irak siempre estará conmigo, en mi corazón”, dijo hoy el papa Francisco, al concluir una misa en el estadio de Erbil, la última etapa de su viaje de tres días en este país asolado por las guerras y la pobreza, además de su histórica visita en una nación marcada por una amplía mayoría islámica.
“He oído voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo”, afirmó el pontífice ante miles de fieles.
“Ahora se acerca el momento de volver a Roma. Pero Irak siempre estará conmigo, en mi corazón”, agregó, antes de bendecir en árabe bajo el ululeo de la multitud.
Francisco escuchó algunos testimonios de lo ocurrido durante los tres años, entre 2014 y 2017, que los yihadistas controlaron Mosul, la ciudad donde el EI estableció el “califato” por su fallecido líder Abu Bakr al Bagdadi, y cuya barbarie provocó el éxodo de cerca 500 mil personas, 120 mil de ellas cristianos.
Lamentó “la trágica disminución de los cristianos”, en Irak y en todo Oriente Medio, que supone “un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”.
En 2003 había 1.4 millones de cristianos en el país, mientras que ahora oscilan entre 200 mil y 300 mil y se calcula que solo el 50% de los que huyeron durante la invasión yihadista han vuelto a sus hogares.
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AFG