Huachicoleros, robo, impunidad y violencia
El nuevo escándalo nacional es el de los huachicoleros. Hasta en los términos somos exactos y exquisitos. A quien carajo le importa que los que se roban combustible de los ductos de Pemex sean huachicoleros o culeros simples y sencillos. Son rateros, pero armados y sin entrañas. Mataron por error a un pequeño de 2 años y violaron a su madre y hermana. Lo anterior no tiene nombre ni vergüenza. Es un acto ignominioso y de brutal violencia, pero lo que más me preocupa es que también tiene un componente de maldad indisoluble.
Nos encontramos ante un brutal escenario, hay una franja entera del estado de Puebla, en donde estos señores han podido establecer un ducado. Roban combustible, lo venden y si se encuentran un vehículo de conformidad a sus pretensiones lo toman con las vidas y la honra que esto signifique.
Lamento molestar a mis queridos lectores pero les tengo que informar que somos responsables solidarios del desmadre que hoy vivimos. Somos parte del problema por que hemos decidido vivir en el filo de la ilegalidad.
Supongo que para casi todos los mexicanos, comprar películas piratas, significa joderse a los grandes estudios de USA. Es una rebelión justa, que encuentra su justificación desmantelando la maquinaria ideológica que significa Hollywoood. Pero a final de cuentas estamos creando la base financiera para que el primer eslabón del entramado de financiamiento del crimen, pues sea viable.
En palabras simples, si compramos piratería le damos recursos a los criminales. Para ser aún más serios, los patrocinadores de los huachicoleros que mataron a cuatro soldados, son aquellos que les compraron combustible de cualquier tipo. Con el dinero que sacaron han comprado armas y voluntades. Y hoy están listos para defender un negocio muy redituable a pesar de los riesgos.
En este mismo espacio y en su momento alerte de la intervención de Romero Deschamps, líder del sindicato de trabajadores petroleros, en el sentido de que impidió de forma sospechosa la compra de un sistema que podía en tiempo real, alertar de cualquier baja de presión en las tuberías de Pemex. La compra que hizo Pemex, fue de un sistema caduco e inoperable, pero trascendió que Romero fue el gran operador de la ignominia.
Mientas rateros como Romero están operando en su beneficio, los ciudadanos estamos muertos de miedo. Pero el raterillo de marras, estoy seguro que no pudo calcular el daño y la peligrosidad de los grupos que protegió.
Le crecieron los enanos al payaso del circo. Bueno, en realidad las ratas mordieron a la rabia. Hoy los Huachicoleros se han vuelto tan importantes en violencia y ganancias como los narcos. Y estos “lores” son hijos de un país plagado de impunidad.
Ahora resulta qué hay pueblos enteros que venden combustible robado y que se encabronan cuando son evidenciados. La locura total y absoluta. Roban, pero poquito y al estado. ¿Qué demonios nos está pasando? Es vidente que le abrimos otra persiana al crimen organizado.
Lo malo, la tragedia es que la normalidad se esta apoderando de la legalidad. La ley no existe, salvo aquella que atropella a los demás.
En el estribo.- Es de verdad la falta de productividad y vergüenza del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. No es normal el atraso en los casos que le tocan a su ponencia. O es incompetente o es displicente. De verdad la Suprema Corte es esta instancia de olvido patrocinada por cínicos o incompetentes. Ministro usted tranquilo sus asuntos pueden aguantar otro año en lo que usted despierta no se preocupe.