La administración de Ortega dijo que el informe del Alto Comisionado “prejuzga la actuación del Estado” y señaló que el organismo se “extralimitó”
Luego de que la Organización de las Naciones Unidas advirtiera que Nicaragua se perfila para vivir en un estado de violencia y represión semejante al que se percibe en Venezuela, el gobierno de Daniel Ortega señaló que el organismo “se extralimitó”.
Esta semana la ONU compartió un informe en el que lamenta que “el mundo aparte la vista” de la crisis social por la que atraviesa el pueblo nicaragüense, que ha forzado al exilio a sus ciudadanos por las protestas contra el actual gobierno.
Zeid Ra’ad al Hussein, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, señaló que existen severas violaciones a los derechos humanos ya que el Gobierno de Nicaragua pasó a pelear cuerpo a cuerpo y con armas contra los manifestantes “a beneplácito de las autoridades estatales de alto nivel y de la Policía Nacional”.
Estas acciones, advirtió, podrían convertir al país centroamericano en una especie de Venezuela, con una economía debilitada, por lo que exhortó a detener la represión contra la ciudadanía y liberar a los manifestantes detenidos.
Por estas declaraciones, la administración de Ortega dijo que el informe del Alto Comisionado “prejuzga la actuación del Estado al dejar por sentado supuestas violaciones de derechos humanos e incorpora en sí mismo afirmaciones a priori, carentes de objetividad y que no están sustentadas”.
Asimismo, calificó de “irrespeto” a la soberanía del país el informe, y envió sus observaciones del mismo a través de un documento publicado en Managua y Ginebra.
Las protestas se iniciaron el 18 de abril contra una fallida reforma de la seguridad social, y derivaron en una exigencia para la renuncia de Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, señalados de corrupción y nepotismo.
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