El peronista Frente de Todos obtuvo 29.48% de los votos en los comicios, mientras que la coalición opositora Juntos por el Cambio alcanzó 38.29%
El oficialismo argentino anotó este domingo una contundente derrota en la mayoría de los distritos del país, según el escrutinio provisional de las elecciones primarias celebradas este domingo, en las que los ciudadanos estaban llamados a elegir a los candidatos para los comicios legislativos del 14 de noviembre.
Las listas de precandidatos a diputados presentadas por el gobernante Frente de Todos fueron las más votadas en siete de las 24 jurisdicciones argentinas, y las de senadores solo fueron las más votadas en dos de las ocho provincias a las que este año les toca elegir representantes para la Cámara Alta.
El peronista Frente de Todos obtuvo 29.48% de los votos en los comicios del domingo mientras que la coalición opositora Juntos por el Cambio alcanzó 38.29% en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
“Evidentemente algo no habremos hecho bien para que la gente no nos acompañe como esperábamos que nos acompañe, y todos los que estamos aquí escuchamos el veredicto de la gente, con respeto y mucha atención”, dijo el presidente Alberto Fernández al comparecer en el “comando electoral” en Buenos Aires, y se comprometió a trabajar para revertir el resultado en las generales de noviembre.
En su cuenta de Twitter, el presidente Alberto Fernández señaló que “nada es más importante que escuchar al pueblo”. “Hoy nos ha expresado que cometimos errores y vamos a atender a esa demanda. A partir de mañana trabajaremos, con el compromiso y la fuerza de siempre, para satisfacer las necesidades que no hemos satisfecho”, dijo.
Señaló que Argentina se encuentra frente a dos modelos de país: “Uno incluye a todas y todos y otro posterga a millones. Hay una Argentina por construir con justicia social, producción, educación y salud pública”. “Solo queremos la felicidad de nuestro pueblo y no bajaremos los brazos hasta volver a poner el país de pie”, finalizó el mensaje.
Estos comicios cobraban especial importancia por ser los primeros con Fernández como presidente, por lo que los analistas los consideraban una suerte de plebiscito a su gestión, marcada por la pandemia y la continuidad de larga recesión que se inició en 2018, cuando aún gobernaba Mauricio Macri (2015-2019), a quien derrotó en los comicios presidenciales hace dos años.
Y es precisamente la coalición opositora a la que pertenece Macri, Juntos por el Cambio, la que se convirtió en la protagonista de la jornada, al conseguir que sus listas fueran las más votadas en la mayoría de jurisdicciones.
Los opositores le arrebataron a su rival varias provincias y triunfaron además en las cinco de mayor peso electoral: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la capital argentina. En la primera, la más poblada y bastión histórico del peronismo, la derrota por casi cinco puntos fue especialmente amarga.
En la provincia de Buenos Aires, que congrega el 37% del padrón nacional, las dos listas de precandidatos a diputados que presentó el frente opositor, congregan el 38,08 de los sufragios, con el 93,92% de votos contabilizados en el conteo provisional -el definitivo, a cargo de la Justicia, se iniciará el martes próximo-.
Le sigue la lista única del oficialista Frente de Todos, encabezada por Victoria Tolosa Paz, con el 33,57 % de los sufragios, seguida por otras propuestas opositoras.
Respecto a los distritos que le siguen en importancia y con los escrutinios provisionales prácticamente concluidos, en la provincia de Córdoba también aventajan las listas de la misma coalición opositora con el 47,55% de votos para diputados y el 47,80% para senadores; en Santa Fe con el 40,31% para la Cámara Baja y el 40,10 % para la Alta; y en la ciudad de Buenos Aires el 48,19% para diputados.
Para estas primarias de voto obligatorio, conocidas como PASO, estaban llamados a sufragar 34,3 millones de argentinos, en cuyas manos quedaron definir las listas que competirán en los comicios de noviembre, cuando se renovarán 127 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados -donde ahora ningún grupo tiene mayoría absoluta- y 24 de los 72 del Senado, dominado por el oficialismo, aunque para la Cámara Alta esta vez solo se eligen representantes de ocho provincias.
Las coaliciones tenían la posibilidad de presentar varias listas de precandidatos en cada provincia, y la más votada de cada frente que haya obtenido al menos el 1,5 % de todos los votos emitidos en las primarias queda habilitada para las generales de noviembre.
Estas PASO también fueron cruciales para la oposición, que trata de ordenar liderazgos tras la derrota de Macri en 2019.
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Es por ello que mientras el oficialista Frente de Todos -cuyos líderes son el presidente Fernández; la vicepresidenta y expresidenta (2007-2015), Cristina Fernández de Kirchner y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa- ha presentado una única lista en la mayoría de distritos, como símbolo de unidad, Juntos -integrado principalmente por Propuesta Republicana, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica- optó por presentar diversas candidaturas.
Por otro lado, los libertarios, liderados por el economista Javier Milei, se ha consolidó como la tercera opción escogida por los argentinos.
Al cierre de los colegios electorales a las 18.00 horas (hora local), la participación se fijo en el 67 por ciento de los casi 34 millones de argentinos que estaban llamados a las urnas. Esto supone la participación más baja de unas PASO desde su primera celebración en 2011.
Los opositores le arrebataron a su rival varias provincias y triunfaron además en las cinco de mayor peso electoral: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y la capital argentina.
En la primera, la más poblada y bastión histórico del peronismo, la derrota por casi cinco puntos fue especialmente amarga. Los mercados financieros celebraron la derrota del oficialismo, de tendencia centroizquierdista.
El índice Merval -que mide el comportamiento de las principales empresas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires- escalaba 10%, mientras que las acciones argentinas que cotizan en Wall Street se disparaban hasta 17%.
En tanto, el dólar que se comercializa en el sector informal retrocedía tres pesos respecto del viernes y se vendía a 182 pesos por unidad.
El jefe de gabinete Santiago Cafiero reconoció el lunes el traspié electoral y dijo que el gobierno “está comprometido en escuchar el mensaje de las urnas” y abocarse a “profundizar la agenda de la reactivación económica” en un contexto en el que la pobreza golpea al 42% de la población y la desocupación al 10%.
El funcionario atribuyó la derrota al impacto de la pandemia y la prolongada cuarentena que sacudió a una economía que ya venía golpeada.
El impulso que le dio el gobierno en los últimos meses al plan de vacunación contra el coronavirus, que por largo tiempo transcurrió con mucha lentitud, no fue suficiente para revertir el malhumor de los argentinos, que cuestionan la gestión de la pandemia y se han mostrado muy molestos con los escándalos relacionados con la vacunación indiscriminada de allegados al gobierno y el incumplimiento de la cuarentena por parte del propio mandatario.
Argentina decretó en marzo de 2020 una de las cuarentenas más largas del mundo, pero aún así superó los 5.2 millones de contagios y los más de 113 mil fallecidos, ubicándose entre las naciones de Latinoamérica más afectadas.
Las consultoras políticas venían anticipando una baja participación electoral por el desencanto del electorado con el oficialismo y la dirigencia política en general. Fernández -en el poder desde fines de 2019-, sufrió en el último mes una fuerte caída de su aprobación, que alcanza sólo 30 puntos.
De profundizarse el malestar en las legislativas generales de noviembre, donde se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, el oficialismo perdería el control de la cámara alta y la mayoría simple en la cámara baja, lo que lo obligaría a negociar su agenda con la oposición.
La pelea por la recuperación del apoyo electoral se presenta como todo un desafío ya que se dará en medio de una tibia recuperación de la economía que todavía no ha percibido el común de la gente, una inflación acumulada en lo que va del año del 29.1% y las arduas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar una deuda de unos 44 mil millones de dólares.
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CAB