A tres años de su deceso, sus compañeros de banda dedicaron unas tiernas palabras a Dolores O’riordan en las que la recuerdan
Escuchar la voz de Dolores O’riordan, o como muchos la identifican, la vocalista de The Cranberries, es remontarnos a una época en la que pocas mujeres se abrían paso dentro del rock alternativo.
Con una potente voz y un singular estilo, Dolores no sólo se abrió paso sino que marcó una generación, puso su huella en el rock y nos hizo amarla en cada interpretación.
Sin embargo, talentos tan grandes sólo pueden dejar este mundo de una sola forma: Por sorpresa, y así es como cientos de fanáticos recibieron el 15 de enero de 2018 la noticia de que la musa de vibrante voz había sido hallada muerta en la bañera de un hotel en Londres.
De acuerdo con la autopsia O’Riordan falleció por ahogamiento accidental como consecuencia del consumo excesivo de alcohol. A los 46 años se apagaba su voz pero su legado recién comenzaba.
A tres años de su deceso, sus compañeros de banda le dedicaron unas tiernas palabras, en las que la recuerdan y afirman que siempre está en sus corazones.
“Cuesta creer que hayan pasado tres años desde que Dolores falleció. Ella está siempre en nuestros pensamientos y en nuestros corazones. Tantos años de buenos recuerdos. Dondequiera que esté D, esperamos que esté trayendo alegría con su voz única. Ferg, Mike y Noel”.
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Dolores Mary Eileen O’Riordan era la menor de siete hijos, había nacido en Limerick, Irlanda, en 1971, y había empezado a escribir canciones cuando tenía 12 años.
Se unió a la banda, entonces llamada The Cranberries Saw Us, cuando era adolescente, después de responder a un anuncio en el que se buscaba cantante femenina para unirse a los hermanos Mike y Noel Hogan y a Fergal Lawler.
En una entrevista para Rolling Stone, O’Riordan dijo que la audición “fue fácil para mí porque sabía que al minuto de abrir la boca se quedaron impresionados”. Poco después acortaron su nombre a The Cranberries.
Su debut discográfico fue en 1993 con Everybody else is doing It, so why can’t we?, el cual superó los seis millones de copias en todo el mundo, y contenía las icónicas canciones Linger, una canción de Dolores inspirada en su primer beso, o Dreams.
En año después llegó el segundo álbum No need to argue, con Zombie a la cabeza, la cual logró vender 17 millones de copias y fue el himno de una generación, y nos hizo saber el gran talento de la irlandesa al transmitir el dolor después de los atentados de Irlanda del Norte en 1993.
Con 28 años, para 1999 la cantante figuraba en el nº 5 de la lista de las mujeres más ricas de las Islas Británicas. Pero eso no compensaba su infelicidad pues la presión de la fama la atormentaba.
Dolores siempre habló abiertamente de su salud mental, de sus problemas con la anorexia, la depresión, el alcoholismo y de los abusos sexuales que sufrió cuando era niña.
En una entrevista de 2014 con el periodista irlandés Barry Egan para Irish Independent, confesó “Mi vida está descontrolada”, fue entones cuando reveló que desde los ocho años, había sufrido cuatro años de abusos sexuales por parte de un amigo de la familia.
El efecto fue devastador y su celebridad no le había proporcionado ningún consuelo.
Canciones como Tomorrow, Ode to My Familiy, Just My Imagination o Animal Instinct, son reflejos de partes de la intimidad de Dolores.
Este último tenía un lugar especial en su corazón, ya que contaba que el amor que sintió por su primer hijo le ayudó a volver a la música después de sufrir varios episodios de estrés, en los que bajó de peso, bebía demasiado y estaba deprimida.
La canción cuenta cómo el “instinto animal” de las madres las hace levantarse y luchar, justo como a ella le ocurrió para poder regresar con The Cranberries tras una pausa y lanzar el disco Bury the Hatchet.
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NCV