A través de un comunicado de prensa, los cuatro obispos de Guerrero solicitaron a las autoridades asumir su responsabilidad en materia de seguridad
Los jerarcas denunciaron la presencia de organizaciones criminales que pretenden apropiarse de la vida económica y del futuro de las comunidades.
Este domingo, los cuatro obispos de Acapulco, Guerrero, alertaron que ante el recrudecimiento de la violencia “algunos” pueblos decidieron llevar a cabo su propia seguridad en el estado.
Frente a ese hecho, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González; el obispo de Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernánez; Joel Ocampo Gorostieta, obispo de Ciudad Altamirano y Dagoberto Sosa Arriaga, obispo de Tlapa demandaron a las autoridades asumir su responsabilidad y no ser rebasadas por las organizaciones criminales, las cuales pretenden apropiarse de la vida económica y del futuro de las comunidades.
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En un largo comunicado de prensa, los líderes religiosos plantearon de manera textual; “A nuestros gobernantes les pedimos que superen cualquier actitud de indiferencia ante aquellos que los eligieron para gobernar y eviten ser rebasados por aquellos que intentan apoderarse del ánimo, de la vida económica y del futuro de nuestros municipios”.
La demanda para recuperar la tranquilidad por parte de los obispos de Acapulco también incluyó a las familias al exigirles promover entre todos sus integrantes “constantes actitudes de paz” y evitar engrosar las filas de “quienes promueven la cultura de la muerte”.
En el caso de los criminales, los obispos les demandaron parar los abusos en agravio de las personas y familias así como dejar de intimidar a poblaciones enteras.
Todos necesitamos un ambiente libre de intimidación y violencia para conservar nuestra integridad física y psicológica, trabajar honestamente, consolidar nuestro patrimonio material, disfrutar de nuestra familia, asistir a los centros escolares, llegar a las instituciones de salud y manifestar públicamente nuestra fe. Nadie tiene derecho a matar, abusar sexualmente, robar, mentir, esclavizar; mucho menos a convertirlo en un negocio o en un medio de intimidación”.
Previo a enlistar las demandas para cada sector, los obispos católicos reiteraron que su deber es el de ser constructores de paz y justicia y por ello, no se pueden quedar callados ante lo que sucede a los oprimidos, perseguidos y humillados.
Los obispos de Guerrero emitieron su planteamiento a unos días tan solo de darse a conocer que buscaron una tregua con cabezas de las organizaciones criminales en la región para impedir la comisión de más delitos.