Nuria Diosdado ha colocado a México en el mapa mundial de este deporte que aún es poco conocido y practicado en el país
Siete medallas de oro, siete veces que la bandera de México ondeó por lo más alto. Ese momento de orgullo nacional en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 llegó gracias a Nuria Diosdado, la capitana de Selección Mexicana de Nado Sincronizado.
En su trayectoria también cuenta con una medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y dos participaciones en Juegos Olímpicos. Este año busca la medalla de oro en los Panamericanos de Lima 2019 y más allá, su mira está puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Yo lo hago por México porque creo que vale la pena demostrar que los mexicanos somos muy luchadores, que tenemos sangre de campeón, que nada nos tiene satisfechos por lo menos a mí es así cómo me defino: con nada me siento satisfecha y siempre quiero más”, afirma decidida desde la alberca del Centro Nacional de Atletas de Alto Rendimiento.
Esta sirena tapatía ha colocado a México en el mapa mundial de este deporte que aún es poco conocido y practicado en el país. Nada mal para una niña que a los cinco años mientras aprendía a nadar en un club en Guadalajara veía en la alberca de a lado a chicas nadando al ritmo de la música.
“Yo decía ‘¡Qué divertido!’ y le pedí a mis papás que me inscribieran y aún me sigo divirtiendo. La verdad es que en todos los entrenamientos uno de mis objetivos es siempre salir y decir ‘valió la pena no solamente por lo que aprendí sino porque fue un día divertido fue un día que estoy haciendo lo que me gusta’. Soy afortunada.”, nos cuenta.
Viajes, amigos por todo el mundo, compañeras de competencia y de vida, reconoce que el nado sincronizado le ha dado todo y ella le ha correspondido a su deporte, le ha costado trabajo duro, disciplina e incluso dejar a su familia desde muy pequeña. Asegura que todo esto vale más que el talento.
“Yo no era la niña talentosa pero tenía la actitud para hacerlo y todos los días me levantaba y llegaba antes el entendimiento y me iba después, eso me hizo tener un plus a las otras niñas. A mí me encanta decirle a la gente que tal vez si no eres la mejor en lo que haces que crean en ellos mismos, porque el trabajo les va a ir dando la posibilidad de hacer las cosas”, afirma.
Nuria entró en la Selección Nacional de Nado Sincronizado cuando tenía 15 años, ya lleva 13 años como atleta de élite aunque no todo ha sido oro ni éxitos.
“Por supuesto que he tenido altas y bajas pero el hecho de voltear atrás y ver esta vida que he tenido, que me ha costado mucho trabajo llegar a donde estoy, me hace saber que vale la pena no sólo de mí sino de mi familia que me dejaron venir a la Ciudad de México desde tan pequeña, y que no me dio miedo a arriesgarme a lo que pudiera pasar. Sí se puede, los sueños a veces son difíciles pero nada es imposible y la cuestión es que disfrutes lo que haces mientras lo estás haciendo todos los días”, dice convencida.
Nuria también es un ejemplo de que el deporte y los estudios pueden ir de la mano. Es licenciada en Administración de Negocios y tiene una maestría en Mercadotecnia.
“Les digo a los papás que apoyen a sus hijos si ellos quieren ser deportistas, les aseguro que sus hijos van a poder ser personas íntegras porque además el deporte te da todas las bases para ser una persona responsable en todos los sentidos. No tengan miedo y apoyen a sus hijos a que cumplan sus sueños”, finaliza.
Por Diana Jiménez
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