La reapertura para los turistas con cualquier tipo de visados podrán hacerlo en una fecha no determinada de octubre de 2022
Nueva Zelanda comenzará a abrir sus fronteras internacionales, cerradas desde marzo de 2020, a partir de final de mes y en un plan de cinco etapas que terminará en octubre, anunció este jueves la primera ministra, Jacinda Ardern.
El Gobierno de Nueva Zelanda informó el jueves que eliminará los requisitos de cuarentena para los viajeros que arriben a la nación y que volverá a abrir sus fronteras, un cambio celebrado por miles de neozelandeses en el extranjero que han soportado largas esperas para regresar a casa.
Este plan arranca el 28 de febrero entre nacionales y residentes -así como los algunos australianos- con la vacunación con la pauta completa y que deben someterse a su llegada a una prueba para detectar la covid-19; así como un aislamiento domiciliario de diez días.
Las personas que no hayan sido vacunadas o completado la inoculación continuarán estando sujetos a los estrictos regímenes de cuarentena por 14 días en centros gubernamentales.
A partir del 14 de abril podrán viajar al país oceánico los trabajadores extranjeros cuyo salario supere el salario medio neozelandés -8 mil 581 dólares neozelandeses (5 mil 679 dólares Estados Unidos o 5 mil 28 euros) de cuanto- así como los trabajadores temporales, y casi un mes después lo podrán hacer unos 5 mil estudiantes extranjeros y otros titulares de visados específicos.
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La reapertura para los turistas australianos y países que no requieren visado se producirá en julio, mientras que el resto de extranjeros con cualquier tipo de visados podrán hacerlo en una fecha no determinada de octubre de 2022.
En un principio se atribuyó a estas medidas el haber salvado miles de vidas y haber permitido a Nueva Zelanda eliminar o controlar varios brotes del coronavirus.
Pero los controles fronterizos se han ido considerando fuera de lugar en un mundo en el que el virus se está convirtiendo en algo endémico, y en un país en el que la variante Ómicron ya se está extendiendo. El cuello de botella obligó a muchos neozelandeses en el extranjero a entrar en una especie de lotería para tratar de asegurar un lugar en la cuarentena y el pasaje a casa.
Las deficiencias del sistema fueron puestas de manifiesto la semana pasada por la periodista neozelandesa embarazada Charlotte Bellis, quien quedó varada en Afganistán después de que las autoridades neozelandesas rechazaran inicialmente su solicitud de regresar a casa para dar a luz. Tras la publicidad internacional, las autoridades dieron marcha atrás y le ofrecieron un lugar en el sitio de cuarentena, que ha aceptado.
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CAB