De la estrategia de eliminación total se pasa a un nuevo modelo que atenderá a tasas de vacunación para relajar las restricciones de movimiento
El gobierno de Nueva Zelanda admitió algo que la mayoría de los países aceptaron hace mucho, qye ya no puede librarse por completo del coronavirus, por lo que abandonó su estrategia “cero covid-19”.
La primera ministra anunció un prudente plan para levantar la cuarentena en Auckland pese a un brote aún activo.
Desde el principio de la pandemia, Nueva Zelanda ha aplicado una inusual estrategia de tolerancia cero con el virus que ha requerido estrictas cuarentenas y un agresivo rastreo de contactos.
Pero todo eso cambió cuando la más contagiosa variante Delta logró salir de un centro de cuarentena en agosto, tras llegar al país con un viajero que regresaba de Australia.
“La eliminación era importante porque no teníamos vacunas. Ahora las tenemos, así que podemos empezar a cambiar la manera de hacer las cosas. Tenemos más opciones y tenemos buenos motivos para sentirnos optimistas de cara al futuro, pero no podemos precipitarnos”, declaró la primera ministra en rueda de prensa, este lunes
Las siete semanas de confinamiento en Auckland han ayudado a mantener el brote bajo control, dijo Ardern. “En este brote, está claro que los largos periodos de fuertes restricciones no nos han llevado a cero casos”, dijo Ardern.
“Pero está bien. La eliminación era importante porque no teníamos vacunas. Ahora tenemos, de modo que podemos empezar a cambiar la forma en la que hacemos las cosas”, apuntó
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La campaña de vacunación en Nueva Zelanda comenzó despacio en comparación con la mayoría de los demás países desarrollados. El ritmo de inmunización se disparó en agosto tras el inicio del brote, pero ha bajado de forma considerable desde entonces.
En torno 65 por ciento de los neozelandeses ha recibido al menos una dosis y 40 por ciento está completamente vacunado. Un 79 por cie de las personas a partir de 12 años ha recibido al menos una dosis.
Según el plan de Ardern, que comienza el martes, los residentes de Auckland podrán reunirse al aire libre con seres queridos de otro hogar, las escuelas de niños pequeños reabrirán y la gente podrá ir a la playa. Las fechas para la reapertura gradual de comercios y, más tarde, bares y restaurantes aún no se han decidido.
Ardern recalcó que, pese a este cambio, sigue siendo necesario “contener y controlar el virus todo lo posible” para esta transición en que las vacunas se suman a las restricciones para garantizar la salud pública.
“Las vacunas significan que en el futuro podremos hacer las cosas de manera diferente, pero incluso entonces, nuestra estrategia permanece: mientras los casos continúen, queremos controlar el virus, acabar con los casos y prevenir ingresos hospitalarios. Con las vacunas tenemos más opciones”, indicó
Es la primera vez que el Gobierno de Nueva Zelanda reconoce públicamente que abandona su estrategia de eliminación total del coronavirus, que le valió ser reconocido como el país más exitoso en la lucha contra la pandemia, con 4.352 contagios y 27 muertes hasta el momento.
Las autoridades no consiguen controlar el brote que afecta a la ciudad de Auckland desde agosto, el peor desde el inicio de la pandemia, con 1.314 contagios, 29 de ellos este lunes, pese al estricto confinamiento en vigor desde hace siete semanas en la ciudad.
La mandataria anunció que las restricciones en la ciudad se irán relajando por etapas, con la autorización para que grupos de hasta 10 personas de un máximo de dos hogares distintos puedan reunirse en la calle a partir de la medianoche del martes y la reapertura de los centros de educación infantil.
Ardern declaró que los confinamientos estrictos podrán terminar cuando el 90 por ciento de la población vacunable tenga la pauta completa, una cifra todavía lejana en un país donde solo un 46 por ciento de los mayores de 12 años ha recibido las dos dosis y el 76 por ciento tiene al menos una.
Aunque la estrategia del gobierno tenía un amplio apoyo de la población, empezaba a recibir más críticas. Cientos de personas protestaron el fin de semana contra las cuarentenas.
ESin embargo, Ardern dijo que la mayoría de las medidas se mantendrían para mantener el brote bajo control. Eso incluía un exhaustivo rastreo de contactos y el aislamiento de los contagiados. “Hay buenos motivos para que seamos optimistas sobre el futuro”, dijo Ardern. “Pero no podemos apresurarnos”, señaló.
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CAB