Una segunda tormenta invernal en menos de una semana en la costa este de EEUU provocó la cancelación de más de 2,000 vuelos en los aeropuertos de Nueva York y su área metropolitana, entre otras afectaciones
La segunda tormenta de invierno en una semana seguirá arrojando nieve húmeda y pesada sobre Nueva Inglaterra el jueves, obligando a las escuelas a cerrar y dejando a cientos de miles de casas y negocios sin electricidad, mientras amenazaba con complicar los traslados en esa región estadounidense.
Unos 30 cm de nieve y fuertes ráfagas de viento de hasta 88 kilómetros por hora (kph) se esperaban en la jornada desde el este de Nueva York hasta el norte de Maine, después de que la tormenta azotó la región el miércoles, según alertó el Servicio Meteorológico Nacional.
Se esperaban hasta 60 cm de acumulación de nieve en algunas partes del interior de Nueva Jersey, Nueva York, Connecticut y Massachusetts y hasta 45 cm en Maine.
Las escuelas públicas de Boston y decenas de instituciones en toda Nueva Inglaterra cancelaron las clases el jueves, mientras funcionarios locales y pronosticadores advirtieron sobre las malas condiciones para transitar y los caminos resbaladizos.
“Con los esfuerzos de remoción de nieve en marcha, se les pide a los automovilistas mantenerse alejados de las carreteras, quedarse en casa y mantenerse a salvo”, dijo el Departamento de Policía de Boston vía Twitter.
Amtrak suspendió los servicios de trenes de pasajeros entre Nueva York y Boston hasta por lo menos las 10:00 hora local y canceló decenas de rutas el jueves. Dos docenas de vuelos ya fueron cancelados temprano en el día, tras la cancelación de casi la mitad de todos los vuelos programados en los tres aeropuertos principales de la ciudad de Nueva York a lo largo del miércoles.
La densa nieve y los fuertes vientos derribaron árboles y cableado eléctrico, afectando el servicio de cientos de miles de clientes en Nueva Inglaterra y la región media sobre el Atlántico, según Poweroutage.us, un sitio de internet que rastrea las interrupciones.
Los gobernadores de Nueva Jersey y Pennsylvania declararon el estado de emergencia, habilitando la ayuda del Gobierno federal de ser necesario. La tormenta de la semana pasada provocó grandes inundaciones en Massachusetts, causó la muerte de al menos nueve personas y dejó sin energía a 2.4 millones de hogares y negocios en el noreste.
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