Este viernes por la noche, los senadores de Morena y sus aliados aprobaron 20 reformas en menos de 5 horas. Algunas voces se cuestionan la eficiencia de los legisladores
Texto de Raúl Cremoux en Excélsior
Nunca, como ahora, estamos viendo la simbiosis entre los viejos principios de unos cuantos y los intereses más cínicos y turbios de los más.
Es imperativo preguntarse, ¿dónde encontró Morena a esos individuos que hoy forman parte de su cuerpo legislativo? Seguramente los eligió por su ansia de cobrar su primer salario en los escondrijos de una descomposición de la ignorancia y un agudo resentimiento. De sus socios del PT y del Verde Ecologista, bien sabemos de la ruindad de su atávico oportunismo.
El hecho es que, sin leer y ni siquiera desenvolver el paquete, se dieron a la ciega mecánica de aprobar diez reformas que mutilarán las oportunidades de sus propios descendientes en salud, ciencia, financiamiento al campo y empoderamiento casi irrestricto de los militares que reinarán; y lo hicieron sin pestañear.
¿Cómo entender el tinte de ignorancia y hostilidad que parecía borrada y que ahora en la Cámara de Diputados recupera forma, como si hubiera salido de las sombras; de qué modo entender los cambios que decían indignarlos y hoy festejan como propios?, ¿y cómo explicarnos que las llamadas aberraciones del ayer, ahora sean festejadas con burlas y gruesas carcajadas por quienes apenas hace cuatro años las despotricaban?
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Desde China hasta las ciudades griegas, pasando por las monarquías europeas, vemos el mismo gesto de aquellos que deambulan en las democracias. Las traiciones, las pasiones políticas son las mismas, al igual que nuestra ceguera.
Sin conocimientos mínimos y con ruidosa sorna se destruye al Conacyt, ¿para qué queremos ciencia, innovación, tecnología cuando lo que menos interesa son el cambio climático y la Inteligencia Artificial que ya abre umbrales desconocidos en los países avanzados?
¿Salud pública? Mientras tengas instalaciones médicas de primer orden aquí o en el extranjero, qué te importa la aniquilación del Seguro Popular ni su desdibujado Insabi, que ya declaramos muerto a pesar de haberle inyectado más de 500 mil millones de pesos. Que los más jodidos vayan al IMSS o donde puedan surtirse de VapoRub y paracetamol… o que se mueran como ocurrió con la pandemia.
El campo, aunque nos de comer, siempre ha estado olvidado, y para rematarlo, desaparecemos la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero. Subsidiar el aeropuerto de Santa Lucía es prioritario, como también a la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.
El Ejército necesita de más y más recursos, no para enfrentar a los narcos, pero sí para otros menesteres de la caja negra. Démosle el control del tráfico aéreo y 80% de los impuestos de los visitantes extranjeros.
Los diputados de la mayoría se olvidaron forman un contrapoder, justo al revés, forman el escuadrón de la servidumbre voluntaria, aunque para ello abdiquen a su dignidad y respeto a sí mismos. Su tarea es ser sumisos y la cumplen satisfactoriamente. Y la oposición, ¿existe o espera un milagro?
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