Las redes sociales, que en otros momentos han sido un medio para conectar a las personas, se han transformado en una herramienta utilizada por el crimen organizado.
Mediante anuncios de trabajo que ofrecen atractivas promesas de altos salarios y oportunidades de crecimiento, los cárteles han hallado una manera de reclutar a jóvenes de forma voluntaria, muchos de los cuales desconocen que están cayendo en una trampa sin escape.
Bajo estas promesas de éxito se oculta una realidad sombría: desapariciones, amenazas y la casi imposibilidad de salir de las filas del narcotráfico. En algún momento, es probable que te hayas preguntado cómo es el proceso de reclutamiento en el ámbito del narcotráfico o el crimen organizado, y la mayoría de nosotros compartimos una imagen similar debido a lo que vemos, vivimos o leemos.
Con frecuencia, la primera imagen que surge es la de los “levantones”, en los que personas son obligadas a trabajar para grupos criminales bajo amenazas de violencia o muerte. Sin embargo, la realidad ha comenzado a evolucionar, y los métodos de reclutamiento se han vuelto más sutiles y menos evidentes, utilizando las redes sociales como el principal medio de atracción.
Las historias de personas reportadas como desaparecidas y luego encontradas bajo el dominio de estas organizaciones son frecuentes. A menudo, estas víctimas han sido obligadas a trabajar para los cárteles, enfrentando amenazas dirigidas a ellas y a sus familias. Sin embargo, no todos los casos de reclutamiento son coercitivos.
Recientemente, se ha descubierto un enfoque más sutil que utiliza el engaño y la manipulación para atraer a nuevas víctimas. En muchas ocasiones, la entrada a este mundo se da a través de una simple oferta de empleo en Facebook, Instagram o WhatsApp, algo que es bastante común para numerosas empresas legítimas en la actualidad.
Investigaciones recientes han revelado cómo los cárteles están reclutando a jóvenes de manera innovadora. Las plataformas de redes sociales, especialmente Instagram, Facebook y WhatsApp, se han convertido en herramientas clave para ofrecer “empleos” que en realidad ocultan peligrosas conexiones con el crimen organizado.
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En Facebook, se han identificado varios grupos abiertos que utilizan este nuevo modus operandi, camuflándose entre otras empresas legítimas. En estos espacios se publican ofertas de trabajo que, a primera vista, parecen auténticas, pero detrás de ellas se oculta una red criminal.
Uno de los mensajes más frecuentes en estos grupos es la oferta: “Hombres interesados en trabajar para la empresa (nombre del grupo criminal) recibirán un salario de 8 mil pesos por semana”. Aquellos con experiencia previa como policías o militares suelen recibir un sueldo aún más alto, lo que resulta atractivo para algunos.
Estos grupos no solo sirven como plataformas para el reclutamiento de los cárteles, sino que también permiten a quienes buscan empleo postularse y ofrecer sus servicios, ampliando así el alcance de las organizaciones criminales.
El proceso de reclutamiento no concluye ahí. Una vez que el aspirante expresa interés, la conversación se traslada a canales más privados, como grupos de WhatsApp o números de contacto directos. Aquí es donde se lleva a cabo la verdadera “contratación”, un proceso que raramente permite retroceder.
El 8 de septiembre, la Fiscalía del Estado de Jalisco anunció la detención de Eduardo Daniel P., un joven de 31 años acusado de participar en el delito de desaparición forzada. Este caso, relacionado con el reclutamiento a través de redes sociales, ha revelado una red mucho más amplia de captación que hasta ahora operaba en la clandestinidad.
Según los informes de las autoridades, Eduardo Daniel P. está implicado en la desaparición de tres jóvenes en Guadalajara, quienes respondieron voluntariamente a estas ofertas de trabajo sin saber que estaban a punto de ser incorporados al crimen organizado.
Ese mismo día, el Consejo Estatal de Seguridad emitió un comunicado reconociendo, por primera vez, la existencia de grupos en redes sociales dedicados a reclutar a jóvenes para integrarlos en las filas del narcotráfico. Aunque esta revelación es preocupante, ha llevado a las autoridades a intensificar sus esfuerzos para desmantelar estas redes y frenar el aumento de la violencia y el reclutamiento forzado.