Sudán ha muerto y con él ha sucumbido el último macho de rinoceronte blanco del norte que quedaba en el mundo
Sudán ha muerto y con él ha sucumbido el último macho de rinoceronte blanco del norte que quedaba en el mundo. La subespecie norteña tiene los días contados. Solo quedan con vida dos hembras: Najin, hija de Sudán, y Fatu, su nieta. Las dos residen en la reserva natural keniana de Ol Pejeta, donde vivía desde 2009 el que pasará a la historia como el último rinoceronte blanco del norte macho auténtico que pisó la tierra. Ha quedado su semen para intentar inseminar con él a su propia descendencia y procurar que la especie no se extinga. Pero es muy difícil.
La reserva Ol Pejeta Conservancy dijo en un comunicado que había tomado la decisión de sacrificar el lunes al rinoceronte, junto a funcionarios kenianos y sus anteriores cuidadores, debido al rápido deterioro de su estado de salud.
El rinoceronte había pasado acostado dos semanas a fines de febrero y principios de marzo debido a la incomodidad que le provocaba una profunda herida en su pata trasera.
“Sudán será recordado por su memorable e inusual vida”, estimó la reserva, que ha explicado que en los años 70 consiguió sobrevivir a la extinción de su especie y fue trasladado al zoológico Dvur Králové, en la República Checa. Al final de su vida consiguió volver a África, a la reserva natural situada en Laikipia, en el centro-oeste de Kenia, donde ha muerto.
Sudan alcanzó gran popularidad después de una campaña lanzada en la red social Tinder por los responsables de Ol Pejeta para conseguir los 9 millones de dólares necesarios para desarrollar las técnicas de fertilización asistida válida para estos animales.
“Soy único. Soy el último rinoceronte blanco macho en el planeta Tierra. No quiero parecer un aprovechado, pero el destino de mi especie depende, literalmente, de mí. Actúo bajo presión. Mido 1,82 metros y peso 2.267 kilos, por si esto importa”, describía en su perfil.
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