“Los niños son más importantes que el arroz. Siempre puedo volver a cultivar arroz, pero no puedo volver a cultivar a un niño”, dijo la mujer
La historia de los 12 niños y su entrenador atrapados en una cueva en Tailandia, movió los corazones de nacionales e internacionales que sumaron esfuerzos para lograr su rescate exitosamente.
Una mujer, propietaria de un terreno de cultivo de arroz aledaño al sitio donde se encontraban atrapados los menores, sacrificó su cosecha con el objetivo de que los niños pudieran ser salvados.
La historia de Mae Bua Chaicheun también ha conmovido los corazones de los tailandeses ya que su sembradío quedó arruinado por las grandes cantidades de agua que se drenaron para el rescate de los “jabalís salvajes”.
En entrevista con medios locales, la campesina señaló que cuando llegó a su casa, luego de las precipitaciones y el drenado que se le hizo a la cueva, “el agua tenía una altura de 60 centímetros y todas mis plantas estaban bajo el agua, pero no importa, los niños son más importantes que el arroz, siempre puedo volver a cultivar arroz, pero no puedo cultivar un niño”, señaló.
La solidaridad de Mae Bua fue de tal tamaño que, incluso sabiendo que se avecina una crisis económica para ella, se dirigió hacia las cuevas para preguntar en qué podía ayudar y durante los días más intensos del rescate, ella pasaba sus días como cocinera voluntaria para los rescatistas.
“Lo que provocó este rescate en mi país es algo extraordinario, generó una fuerte sensación de comunidad, ahora todos queremos ayudarnos unos a otros”, dijo.
La Marina Tailandesa informó que tuvieron que drenar más de 130 millones de litros de agua para el rescate del equipo de futbol, esta operación significó daños para los pobladores aledaños que tienen su fuente de ingresos en el cultivo de arroz y otros productos.
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