Las cifras oficiales rondan las 110 víctimas mortales, pero se estima que cerca de 200 personas permanecen enterradas bajo los escombros
Las historias detrás de los números que las autoridades comparten sobre las víctimas del Volcán de Fuego, son las que miden la verdadera tragedia del fenónemo.
Eufemia García, una mujer de la región de Los Lotes, una de las más destruidas por la reciente erupción volcánica, busca desesperadamente alguna señal de cualquiera de los 50 miembros de su familia que presume, quedaron enterrados bajo las piedras, rocas y ceniza arrojadas por el coloso.
Tras la explosión del volcán, corrientes de polvo, lava, gas y ceniza ardiente se desplazaron rápidamente por las laderas del monte, en lo que es considerada la mayor erupción en cuatro décadas del Volcán de Fuego.
Las cifras oficiales rondan las 110 víctimas mortales, pero se estima que cerca de 200 personas permanecen enterradas bajo los escombros.
Entre ellos, García cree que están sus nueve hermanos y sus familias, así como su madre, sus hijos adultos y un nieto, probablemente convirtiendo a su familia en la más afectada en un desastre.
Cada mañana, desafiando la orden oficial, la mujer de 48 años, deja el refugio donde ahora duerme, toma un pico o una pala y se dirige a la aldea de San Miguel Los Lotes, en el exuberante flanco sur del volcán.
Esta zona fue casi completamente tragada por varios metros de ceniza, y los esfuerzos formales de búsqueda se han suspendido hasta que el volcán en erupción se estabilice.
Acompañada por un grupos de voluntarios y otras familias, cavan entre la ceniza endurecida por la lluvia y el sol intentando alcanzar sus casas.
“No voy a darme por vencida hasta no tener una parte de mi familia y darle cristiana sepultura”, dijo García a medios locales con la voz firme pero el rostro marcado por la fatiga y el dolor.
Eufemia cuenta que estaba comprando huevos cuando vio el flujo piroclástico llegando a su pueblo, por lo que corrió a su pueblo, Los Lotes para alertar a familiares y vecinos, quienes poco escucharon sus advertencias.
Su madre, de 75 años, decidió que no podía escapar del peligro, y le dijo “Que se haga la voluntad de Dios”.
Desesperada, García corrió, saltando cercas junto con vecinos que huían, y vio el flujo ardiente que subía al techo de su casa, sumergiéndola por completo con su hijo Jaime, de 21 años, adentro.
También observó cómo las cenizas alcanzaron a su hija Vilma, de 23 años, quien huía descalza. Su otra hija, Sheiny, de 28 años, se quedó en casa con su hijo en brazos.
Casi sin familia, Eufemia aún ignora dónde vivirá o qué hará para sobrevivir, para ella lo más importante por ahora es la búsqueda de sus familiares entre quienes se encuentran sus tres hijos, su madre, su nieto, hermanos, hermanas, sobrinos, hijos de sobrinos y cuñados, generaciones de parientes entre el grupo de familias que se establecieron en Los Lotes en 1970.
Contenido relacionado
Impresionantes imágenes del antes y después de la erupción del Volcán de Fuego