Tras incendiarse el barco, en el que viajaban más de 80 personas, 40 migrantes, que se dirigían a las Islas Turcas y Caicos, perdieron la vida en las costas de Haití
Por lo menos 40 migrantes perdieron la vida y varios más resultaron heridos luego de incendiarse la embarcación en la que viajaban frente a la costa de Cabo Haitiano, en el norte de Haití, informó en un comunicado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El barco, en el que viajaban más de 80 personas, partió el miércoles de Labadee rumbo a las Islas Turcas y Caicos, un territorio británico de ultramar situado unos 250 kilómetros al norte. La Guardia Costera de Haití rescató a 41 personas de la embarcación, de las cuales 11 fueron hospitalizadas. Siete personas están gravemente heridas, precisó un portavoz de la policía haitiana.
Varios supervivientes contaron que el fuego se había propagado después de que un pasajero encendiera una vela para realizar una ceremonia de vudú, a pesar de que había gasolina a bordo, indicó esa fuente policial. En ocasiones los haitianos que emprenden travesías en alta mar realizan estas ceremonias porque creen que les traerán protección y les permitirán evitar a la guardia costera.
“Este devastador suceso resalta los riesgos que afrontan niños, mujeres y hombres que migran por rutas irregulares y muestra la necesidad crucial de vías legales y seguras para la migración”, declaró en el comunicado Grégoire Goodstein, jefe de misión de la OIM en Haití. “La situación socioeconómica de Haití es agónica. La violencia extrema de los últimos meses sólo ha llevado a los haitianos a tomar aún más medidas desesperadas”, añadió.
Haití, el país más pobre de América, sufre desde hace tiempo el azote de bandas criminales armadas que controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe, y las principales carreteras nacionales. Varias de esas pandillas, acusadas de asesinatos, saqueos, violaciones y secuestros, se aliaron en febrero para echarle un pulso al entonces primer ministro Ariel Henry.
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En su ofensiva atacaron cárceles, comisarías, edificios públicos y el aeropuerto, además de barrios residenciales. Tras la dimisión forzada del controvertido dirigente, unas nuevas autoridades asumieron el poder de transición con la difícil tarea de restablecer la seguridad y frenar la grave crisis humanitaria del país.
“La falta de oportunidades económicas, el colapso del sistema sanitario, el cierre de escuelas y la ausencia de perspectivas empujan a muchos a considerar la migración como única forma de sobrevivir”, alertó el comunicado de la OIM.
Según esta organización de la ONU, la Guardia Costera haitiana ha observado un creciente número de intentos de salidas en barco hacia el norte. Este año, los países vecinos han devuelto forzosamente a más de 86 mil migrantes a Haití, indica la OIM, que se muestra preocupada por su regreso en “este periodo de disturbios e incertidumbre”.
El nuevo gobierno de Haití ha anunciado el inicio inminente de operaciones policiales contra las pandillas. Las fuerzas nacionales contarán con el apoyo de 400 policías de Kenia, llegados a Puerto Príncipe en el marco de una misión multinacional de seguridad apoyada por la ONU.