Alejandra murió entre los escombros de su edificio y alguien robó su tarjeta y gastó sus ahorros.
A raíz del pasado sismo del 19 de septiembre, hemos conocido grandes historias de solidaridad por parte de los mexicanos, sin embargo, también han surgido otras que no tienen nombre.
Alejandra Vicente tenía 24 años y vivía en el edificio ubicado en la calle Torreón, esquina con Viaducto, en la colonia Piedad Narvarte. Era estudiante de sociología, pero ese día no tuvo clases y decidió quedarse en casa a estudiar, cuando el sismo la sorprendió.
Su edificio se vino abajo dejando sin vida a 10 personas, entre ellas Alejandra. Su cuerpo fue recuperado.
El pasado martes 26, sus padres, Porfirio y María del Rosario, acudieron a una sucursal bancaria con la intención de cancelar la cuenta que Alejandra tenía, sin embargo, fueron informados que la tarjeta había sido usada varias veces durante el fin de semana, y que quien la usó había gastado 24 de los 32 mil pesos que había en ella en tiendas como Zara y Best Buy.
Cabe señalar que ese dinero significaba el esfuerzo de don Porfirio, quien trabajaba como conserje del edificio derrumbado, por lo que en un instante perdió a su hija, su casa y su trabajo.
En un principio, el banco ofreció una investigación, sin embargo, no aseguraron que la familia pudiera recuperar el dinero robado.
Tras conocer la situación Zara, Best Buy y HSBC identificaron que las compras fueron hechas por internet -razón por la que no se pidió identificación alguna- las bloquearon y reembolsaron el dinero a la tarjeta de Alejandra.
El banco entregó el total de la cantidad gastada a la familia Vicente Cristóbal en un cheque que fue depositado en ese mismo momento.
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