Murió Charles Manson, el psicópata y asesino más famoso de Estados Unidos, a los 83 años por causas naturales en un hospital
Charles Manson, el líder de un culto hippie que se convirtió en el hipnótico rostro del mal en todo Estados Unidos luego de orquestar los sangrientos asesinatos de la actriz Sharon Tate y otras seis personas en Los Ángeles durante el verano de 1969, falleció el domingo tras casi medio siglo en prisión. Tenía 83 años.
Manson, cuyo nombre sigue siendo sinónimo de una violencia y locura indescriptible, murió a las 20:13 horas por causas naturales en el hospital del condado de Kern, según un comunicado del Departamento de Prisiones de California.
Por el momento no estuvo claro qué ocurrirá con los restos mortales de Manson, señaló Vicky Waters, portavoz del departamento. Las autoridades dijeron en su día que Manson no tenía familiares conocidos y, de acuerdo con la ley estatal, si en el plazo de 10 días no se presenta ningún pariente o representante legal será el departamento el que decidirá si es sepultado o incinerado.
Se desconoce si Manson pidió algún tipo de funeral y que ocurrirá con sus propiedades, entre las que habría obras de arte y al menos dos guitarras. La ley de California dice que el Departamento de Prisiones debe guardar sus pertenencias durante un año en previsión de posibles batallas legales sobre quien puede solicitarlas legítimamente.
Autor de robos menores que lo llevaron a entrar y salir de prisión en varias ocasiones desde su infancia, el carismático Manson ejerció de gurú rodeándose de prófugos y otras almas perdidas en la década de 1960 y envió a sus discípulos a matar a algunos ricos y famosos de Los Ángeles en lo que, según los fiscales, fue un intento de desencadenar una guerra racial _ una idea que sacó de una retorcida interpretación de la canción “Helter Skelter” de los Beatles.
Los sangrientos asesinatos horrorizaron al mundo y, junto a la letal violencia que estalló más tarde ese mismo año en un concierto de los Rolling Stones en Altamont Speedway, California, revelaron la violenta vertiente oculta del movimiento de contracultura y parecieron marchar el fin de la era de la paz y el amor.
A pesar de las abrumadoras pruebas en su contra, durante su tumultuoso juicio en 1970 Manson defendió su inocencia y dijo que la sociedad misma era la culpable. “Esos niños que los atacan con cuchillos, son sus hijos. Ustedes les enseñaron, yo no les enseñé. Yo solo intenté ayudarlos a ponerse en pie”, dijo en su monólogo en la corte.
La Familia Manson, como se hacían llamar sus seguidores, acabaron con la vida de cinco de sus víctimas el 9 de agosto de 1969 en la casa de Tate: la actriz, que estaba embarazada de ocho meses y medio; Abigail Folger, heredera de una empresa de cafés; el famoso peluquero Jay Sebring; Voityck Frykowski, un director de cine polaco, y Steven Parent, amigo del cuidador de la casa. El esposo de Tate, el director de “Rosemary’s Baby” Roman Polanski, estaba fuera del país en ese momento.
La noche siguiente, un adinerado empresario y su esposa, Leno y Rosemary LaBianca, fueron apuñalados hasta la muerte en su casa al otro lado de la ciudad. Los asesinos escribieron frases como “Cerdos” y “Healter Skelter” (sic) con sangre en la escena de los crímenes.
Tres meses después, un seguidor de Manson fue encarcelado por un cargo no relacionado y le habló a un compañero de celda sobre el baño de sangre, lo que llevó al arresto del líder del culto.
En los anales de la delincuencia estadounidense, Manson se convirtió en la personificación del mal, una figura menuda, con el pelo alborotado y barba, mirada demoníaca y una “X” -que más tarde se transformaría en una esvástica- tatuada en la frente.
“Mucha gente que conozco en Los Ángeles cree que los sesenta terminaron de forma abrupta el 9 de agosto de 1969”, escribió Joan Didion en su libro “The White Album” en 1979.
Tras un juicio que duró casi un año, Manson y tres de sus seguidores -Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten- fueron declarados culpables de asesinato y condenados a muerte. Otro de los acusados, Charles “Tex” Watson, fue condenado más tarde. Todos ellos evitaron la ejecución y sus sentencias fueron conmutadas por cadena perpetua tras la derogación de la pena capital en California en 1972.
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