Recién se ha registrado un aumento de contagios desde el fin de semana y Shanghái contabilizó el miércoles 24 nuevos casos
Decenas de millones de personas fueronconfinadas este miércoles en China debido a un repunte de contagios de covid-19, que hace temer en Shanghái el regreso de restricciones draconianas.
La mayor ciudad de China estuvo confinada durante dos meses en la primavera boreal y las estrictas condiciones impuestas exasperaron a parte de sus 25 millones de habitantes.
Desde el 1 de junio, la mayoría de las restricciones fueron suspendidas pero algunos barrios seguían temporalmente cerrados tras la detección de algunos casos.
Pero se ha registrado un aumento de contagios desde el fin de semana y Shanghái contabilizó el miércoles 24 nuevos casos.
Vecinos de zonas de Shanghái y Beijing recibieron orden de hacer nuevas rondas de pruebas de la Covid-19 tras el descubrimiento de casos nuevos en las dos ciudades. Hong Kong, Macao y otras ciudades chinas mantienen fuertes restricciones.
Las autoridades lanzaron una nueva ronda de pruebas masivas en la mitad de los distritos de Shanghái y el miércoles cerraron los bares de karaoke luego de detectar algunas infecciones originadas en estos establecimientos.
Cinco semanas después del levantamiento del confinamiento, una parte de los habitantes temen que vuelvan las restricciones.
Algunos residentes reportaron el martes en redes sociales que recibieron raciones de alimentos del gobierno, como ocurrió meses atrás.
El nuevo brote en la ciudad más grande de China, un importante centro internacional de negocios, se ha vinculado con un salón de karaoke que no aplicó las medidas de prevención entre empleados y clientes, como rastrear a personas con las que habían entrado en contacto, según la comisión de salud de la ciudad. Todos los establecimientos de esa clase deben suspender su actividad de forma temporal, según el departamento municipal de cultura y turismo.
El confinamiento en Shanghái provocó protestas inusuales tanto en persona como en internet contra la firme estrategia del gobierno, que hizo que muchos residentes tuvieran problemas para conseguir comida y servicios médicos y recluyó a miles de personas en centros de cuarentena.
Beijing también ha registrado un reciente brote asociado a un local de entretenimiento. Se han hecho pruebas periódicas durante semanas y al menos un complejo residencial en el suburbio de Shunyi, donde viven muchos extranjeros, ha sido precintado con una cerca de acero en su entrada para impedir que los residentes salgan.
Las autoridades en la capital china han sido mucho menos agresivas que en Shanghái, aunque siguen exigiendo pruebas periódicas y medidas de prevención.
En la ciudad norteña de Xi’an, cuyos 13 millones de residentes soportaron uno de los confinamientos más estrictos durante el invierno, los restaurantes sólo pueden servir comida para llevar y los recintos públicos de entretenimiento cerraron una semana a partir del miércoles.
Un aviso en el sitio web del gobierno local indicaba que las medidas sólo eran temporales y pretendían impedir un nuevo brote. Supermercados, oficinas, transporte público y otros servicios seguían operando con normalidad, con controles rutinarios de temperatura y de una app que notifica los contagios, según el comunicado.
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Macao, una ciudad conocida por sus casinos, cerró el famoso Grand Lisboa Hotel tras identificar casos allí. Más de una docena de centros comerciales y residenciales en la región autónoma china, de unos 650 mil habitantes, se han designado como “zonas rojas” con acceso restringido casi en exclusiva a trabajadores de emergencias.
Las autoridades han ordenado el cierre de la mayoría de los establecimientos, salvo los casinos, que son la principal fuente de ingresos de Macao y uno de sus mayores empleadores.
La vecina Hong Kong también ha reportado un aumento en los contagios de coronavirus desde mediados de junio. La media de contagios de los últimos siete días era de unos 2 mil al día.
El nuevo líder de la ciudad, John Lee, dijo el miércoles que Hong Kong no debe bajar la guardia y rechazó la visión de “vivir con el coronavirus” que ha adoptado la mayor parte del mundo.
Sus comentarios estaban en línea con la posición del gobierno chino, que se ha atenido a su política de cero Covid-19, muy identificada con el presidente y jefe del Partido Comunista, Xi Jinping.
Las estrictas medidas se han mantenido pese a las cifras relativamente bajas de casos y al grave efecto negativo de la economía china y las cadenas globales de suministro.
La Organización Mundial de la Salud describió hace poco esa estrategia como insostenible, una posición que las autoridades chinas rechazaron de plano, aunque indicaron que esperaban minimizar su impacto.
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CAB