El día de ayer Miguel Ángel Mora Marrufo concluyó su etapa como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Baja California, este fue su discurso de despedida de lo que fuera una gestión de logros y proyectos exitosos a favor de las comunidades de su estado.
Fue en 1991 cuando la sociedad a través de la exigencia colectiva, logra el inicio del primer Organismo Público, constitucionalmente Autónomo, en materia de derechos humanos del país. Es decir, esta institución fue la primera autónoma en la materia en México, incluso antes del Organismo Nacional que nace en 1990, pero dependiente de la secretaria de gobernación.
En ese año, ese llamado que la constitución sueca había hecho desde 1809, a consolidar la figura del Ombudsman (hoy también Ombudsperson), llega a Baja California para quedarse. La institución Ombudsman, es justamente eso, una figura jurídica, institucional y constitucionalmente reconocida que, como Defensor o Defensora del Pueblo, se soporta sobre tres espíritus principales: la magistratura de conciencia, un ente de control del Estado y como interlocutor legitimo entre la ciudadanía y sus gobiernos.
La institución, reconocida por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 102 y en la Constitución local en el artículo 7 tiene el mandato de proteger y defender los derechos humanos es decir: investigar las acciones y omisiones de las autoridades; observar y supervisar los derechos humanos, es decir: incidir sobre la materia ante las instituciones, las legislaciones y la política pública; y difundir y promover los derechos humanos: educar a la población y a las personas servidoras públicas en derechos humanos.
El nacimiento de las procuradurías, defensorías o comisiones de derechos humanos en el país no se dio por obra de la casualidad, mucho menos por un ejercicio proactivo de los gobiernos. Así como los derechos humanos en la historia del mundo, y México no es la excepción los, derechos humanos han sido y siguen siendo una lucha y una exigencia social, logros de quienes nos antecedieron. Y solo por eso deberíamos honrarlos.
Desde 1991 a la fecha, el Organismo ha conseguido importantes avances. La entonces PDH fue pionera en el país por nacer con autonomía constitucional, así como la influencia en la atención al tema migratorio. Se logró entonces, poder conocer de violaciones administrativas de los poderes judiciales, y se consolidó como una institución que le dio identidad a Baja California. Ha sido un vehículo para la participación ciudadana y para que la exigencia de la sociedad tenga voz y sea escuchada. La institución, además, posee un importante capital humano de quienes han dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos.
La CEDHBC ha aportado sustancialmente al reconocimiento y defensa de los derechos de las personas, que se han enfrentado a mayores retos por el contexto en el que viven, los grupos de atención prioritaria.
- Se ha logrado la reparación del daño de víctimas,
- incidir en la justicia para niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de violencias sexuales,
- documentar y acreditar la tortura, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales.
- Se ha incidido en el fortalecimiento de las instituciones, las políticas públicas y las legislaciones con enfoque y perspectiva de derechos humanos.
- Y se ha logrado, que tan solo la presencia de las y los defensores de derechos humanos inhiban conductas que pudieran trasgredir la dignidad de las personas.
La institución ha logrado influir e incidir en la cultura de los derechos humanos en general en la entidad y eso ha sido gracias a todas las personas que han formado parte de la institución y a sus titulares. Así pues, la CEDHBC es una institución patrimonio de las personas que habitan este estado, referente en la materia, consolidada y legítimamente acompañada por la opinión pública y por la comunidad. Y justamente, la mayor fortaleza que tiene, es la calidad moral y la causa legitima y real de las víctimas.
Por lo que respecta a la gestión que me tocó encabezar, me voy satisfecho, contento y agradecido con el equipo invaluable de la CEDH. Con la sociedad civil, con la academia, con el sector empresarial y con los medios de comunicación: a todos ustedes infinitas gracias, fueron la mayor satisfacción de esta gran tarea. También agradezco a las autoridades que entendieron la misión del organismo y a quienes respetaron la autonomía constitucional.
Les exhorto a reconocer que aún estamos lejos de hablar de un verdadero estado de derecho, humanista y de justicia para las víctimas. Pero, principalmente, me disculpo públicamente con ellas, con las víctimas, a ustedes, el estado mexicano les debe mucho y por ello me voy preocupado, y me seguiré ocupando en mi labor porque los indicadores son duros, los hemos reconocido estos 4 años.
Mi tarea está hecha: en estos 4 años, como Comisión logramos que se reconociera un contexto de violencia de género hacia las mujeres, con la violencia más extrema como el feminicidio, por ello solicitamos la AVGM que como lo he dicho, no era la solución absoluta. Mientras no entendamos que tenemos que erradicar los machismos cotidianos que cultivan una escalada de violencia hasta llegar al feminicidio, ningún esfuerzo es válido.
Metimos a la cárcel a abusadores sexuales, emití al menos, 4 recomendaciones que reconocieron a más de 25 niñas y niños víctimas de abuso sexual; si no lo hubiese dicho la CEDH habrían quedado en el olvido. Por primera vez, la institución registró la actuación en corrupción y la omisión de diversas autoridades que resultaron en el feminicidio de Lucero Rubí. El alcance de esa Recomendación que, por cierto, está lejos de ser cumplida es pública.
También, sin ningún precedente reconocimos ,aunque algunos lo cuestionen, la dignidad de personas que habitan en calle en la Recomendación 5/22. Así mismo, como señalamos, fuimos impulsores, a través de una Alerta Temprana, de la seguridad social de las corporaciones policiacas, donde se ha avanzado pero que sigue siendo un gran reto por cumplir.
Como nunca antes documentamos, acreditamos y nos posicionamos sobre deficiencias estructurales e institucionales que evidencian violaciones a derechos humanos en los diversos sistemas de garantía de los mismos: como el penitenciario, el sistema DIF y el de educación. Estas Recomendaciones son también, marcos de política pública, que sugieren una ruta concreta para atender las causas y no solo las consecuencias.
La CEDH, como un hecho histórico, inició un litigio estratégico ante el sistema universal, específicamente, ante el Consejo de Derechos Humanos y ante el Comité de los Derechos del Niño, por la omisión sistemática de protección del Estado Mexicano a NNA.
Por otra parte, asumimos la vicepresidencia de la FMOPDH y de la Comisión Especial contra la Violencia hacia NNA. Esta última coloca a la niñez y la infancia como prioridad indiscutible a nivel nacional.
Durante esta gestión, cumplimos con el objetivo de capacitar al mayor número de personas lo cual es un hecho histórico. Hemos profesionalizado al personal y generado alianzas con los diversos sectores de un Estado de Derecho: las instituciones, la sociedad civil, la academia y las empresas. Los resultados están a la vista, son públicos y transparentes. Me tomaría un tiempo mayúsculo enunciarlos todos en este momento. La autoridad moral se gana a pulso, en un ejercicio de esfuerzo constante y con la participación activa en equipo de muchas de las personas que están aquí hoy presentes.
A todas las personas.
Hoy no concluye una presidencia de 4 años para mí. Es un paso más en mi lucha y esfuerzo, en mi entrega que es posible gracias a mi familia. Hace casi 15 años que llegué, como destino, a los derechos humanos, institución y profesión que me ha dado todo, me ha dado tanto que aun con este último cargo, le quedo debiendo. Me dio a mi esposa y a mi hija Valentina que, por cierto, es quien dirige este evento. Momis, tú no te acuerdas, pero cuando eras cachetes con pies, ya me acompañabas como defensor de derechos humanos. Por eso estás aquí y la verdadera historia de eso, pocas personas la conocen.
Lo que también pocas personas entienden es que esta profesión es tan compleja y tan dolorosa, que solamente puedes aferrarte a ella cuando entiendes que defender los derechos humanos es defender la dignidad humana. Esto implica, en principio, hacer un ejercicio de introspección y de deconstrucción. Solo quienes asumen la defensa de las personas como una forma de vida pueden ser verdaderos defensores de los derechos humanos. Incluso cuando se confronta la propia ideología, la cosmovisión y la realidad. Es ir más allá del horizonte complejo y limitado que cada ser vive y observa.
Debo confesar con toda honestidad que en ocasiones tuve dudas y miedos. Pero con trabajo y valor, y con base en lo que constitucionalmente el Estado reconoce ya, esto es: trabajar a favor de la dignidad de las personas, me nutrió de coraje para luchar para que la dignidad de todos no sea un objetivo en sí sino un hecho consumado y una costumbre cultural. No es un pensamiento utópico, o bueno, sí lo es. pero si quien hoy tiene el poder de la voz no lo expresa, y si hoy que aún soy el Ombudsperson del Estado no lo expreso, entonces qué queda para aquellos que tienen la mínima esperanza de ser escuchados.
Señoras y señores, niñas y niños sí que podemos cambiar la realidad. Claro que podemos. Estamos obligadas y obligados a hacerlo. Es nuestra responsabilidad. Nuestra generación tiene el mandato de cambiar la realidad que nos duele.
Pero la realidad implica reconocer el momento en el que estamos. Eso incluye que, como familia, reconozcamos que hay un mal, arraigado, complejo y difícil de atacar: la violencia. Créanme, se los dice alguien que tuvo la oportunidad de recorrer al menos dos o tres veces el país, y muchas veces mi estado. El mayor problema al que nos enfrentamos las personas en México: es a la violencia. No solamente a la violencia criminal, sino a un sistema cultural mexicano, basado en un proceso cognitivo que nos enseñó que debemos resolver nuestras diferencias con violencias.
Qué trágico ha sido para nuestras comunidades y la política que la única forma de confrontarnos es través de hacernos daño. ¿No les parece absurdo que México es el único país del mundo que tiene una figura como la AVG? ¿Que somos quienes más vastamente tenemos definidas las violencias, desde la verbal, la obstétrica, la de género, la política? Incluso, creamos un violentometro que presumimos. Yo, me resisto a ello, yo sé que muchas personas que me escuchan son empáticas a ello. Pero también sé que muchas personas aquí presentes no están dispuestas a confrontarse a eso. Que se sienten incomodas ante lo que digo.
Ahora, cómo un servidor público y no es que me asuma como experto, pero tengo el conocimiento, ¿acaso pienso en que vamos a eliminar la violencia? ¿Cómo la erradicaremos? No hay fórmula mágica, mucho menos un discurso mágico que la elimine: la única forma de parar esto es a través de un proceso de intervención profundo en nuestras comunidades, en las familias y en las escuelas, con una inversión humana y económica, dirigida a recuperar proyectos de vida con personas expertas en la materia. Con mediación comunitaria y también con combate frontal a la delincuencia.
¿Si las y los expertos nos dicen que la violencia es aprendida, no será que la paz también lo sea? ¿Debemos seguir acostumbrándonos a lo mismo? ¿No les indigna lo qué pasa? Los que ahora expreso no es solo discurso ni demagogia, hay quienes así me lo han insinuado, que vengo del privilegio… ¿acaso eso nubla la empatía por los demás? Estamos en un momento crucial y me indigno, y me resisto, a que esta realidad sea la que vivan mis hijos sin importar que tan espesas sean las burbujas de protección que fabriquemos alrededor de ellos. No quiero eso para las comunidades, no deseo violencia para mis hijos, para nadie nunca.
He visto a través de los ojos de miles de niñas, niños y jóvenes a los que mi equipo y yo llegamos con el paso de los años, a comprender que sí es posible reconstruir una comunidad. Claro que se puede. Eduquemos para la paz y salvemos nuestro México. Lo repito, eduquemos para la paz y salvemos nuestro México.
Todos los derechos, para todas las personas.
Muchas, muchas, gracias