Se les brinda agua caliente, conexión a internet y cocinas; cada cuarto aloja entre cinco y ocho personas.
La presencia prolongada de migrantes en la Ciudad de México ha generado un mercado informal de alojamiento.
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Dueños o poseedores de inmuebles ofrecen habitaciones, principalmente a ciudadanos haitianos, venezolanos y centroamericanos, quienes deberán compartir habitación con tres, cinco o hasta ocho personas.
Además del hacinamiento, estos arrendamientos carecen de contratos y de garantías para las dos partes, además de que el fenómeno ha crecido a tal grado que las dinámicas condominales, vecinales y sociales se han visto afectadas.
El fenómeno se vive en inmuebles del Centro Histórico, zona declarada por Unesco como Patrimonio de la Humanidad; Santa María la Ribera, que en los últimos años ha visto el crecimiento de restaurantes, cafés y galerías de arte; San Rafael y Tabacalera, cuyos polígonos son delimitados por avenidas tan importantes como Insurgentes y Reforma, y Juárez, vecina de colonias como Roma, con la que ya comparte algunas dinámicas de ocio y esparcimiento.
Ello en la alcaldía Cuauhtémoc, pero también sucede en la colonia Anzures, de la alcaldía Miguel Hidalgo, y en demarcaciones como Iztapalapa y Tláhuac.
Se trata de departamentos, viviendas unifamiliares y vecindades adaptadas para acoger migrantes, que se anuncian con letreros en sus fachadas y con carteles en postes.
Ofrecen servicios como “agua caliente, cocineta y conexión a internet” por unos 350 pesos semanales, en promedio.
350pesos pagan a la semana por compartir un cuarto
Pero “muchas veces sólo es un cuarto, ocupado por entre seis y ocho personas”, aseguró a Excélsior una migrante venezolana que renta una habitación en la Santa María la Ribera y quien pidió el anonimato.
Cada vivienda o departamento llega a ser ocupada hasta por 20 o 25 migrantes.
DINÁMICA SOCIAL
Ante el gran número de migrantes que llega a rentar una habitación, se “hace imposible la permanencia dentro y se la pasan en la calle”, causando, incluso, temor entre los vecinos, señala uno de los habitantes de la colonia Santa María la Ribera.
“En la zona hay muchas casas donde rentan cuartos, como tipo vecindades. Ahorita están llenas y por lo mismo que son cuartos pequeños, ellos (los migrantes) realmente están en la calle, están en las esquinas, en las banquetas, casi todo el día”, afirmó Alejandro Rico, vecino de esa colonia.
En calles como Doctor Enrique González Martínez, Amado Nervo, Doctor Atl y Ribera de San Cosme es frecuente ver a decenas de migrantes, incluso con menores de edad, sentados sobre las banquetas, como se pudo comprobar en recorridos por la zona.
La generación de basura y ruido en las calles ha sido tal que los propios arrendadores colocan carteles en las entradas de las viviendas alertando a los inquilinos que “si hacen ruido o tiran basura en las calles” se verán “en la necesidad de negarles el hospedaje”.
EL CASO DE LA COLONIA SANTA MARÍA LA RIBERA
Considerada el primer fraccionamiento moderno de la ciudad, esta colonia se ha ido transformando en los últimos años con la apertura de restaurantes, cafés y centros culturales, con lo que ha recuperado su atractivo para establecimientos mercantiles del tipo de colonias como Roma y Juárez.
A ello ha contribuido la reconstrucción de viejas casonas y la construcción de nuevos edificios.
Sin embargo, a decir de habitantes de la zona y encargados de establecimientos mercantiles, la presencia de migrantes hacinados en viviendas contiguas podría afectar este desarrollo y crear problemas de convivencia social.
“Ya son muchos y entre más, claro que se va agravando la situación”, dijo Zeferina Nava, una mujer de 76 años de edad y seis décadas viviendo en la Santa María la Ribera.
Para la mujer de la tercera edad, la alta presencia de migrantes tiene más perjuicios que beneficios.
“Más contras que pros. Son más contras porque, a la larga todo exceso es malo y estamos teniendo exceso de (gente) de otros países y sin trabajo aquí. Sí es un problema muy delicado, muy grave, que hay que atender”, remarcó la vecina.
En otros momentos el jefe de Gobierno, Martí Batres, se ha referido a la problemática de los inmigrantes en la ciudad y ha señalado que es una de sus “preocupaciones importantes”.
Ha dicho que se debe dar atención humanitaria a los hermanos de otras naciones, pero también atender a los vecinos de las distintas colonias para que “no se den conflictos sociales, sino que haya armonía”.
El mandatario recordó que las dependencias encargadas de velar por los derechos de los migrantes son las comisiones de derechos humanos federal y local, así como varias “esferas” del gobierno capitalino, entre las que destacó la Instancia Ejecutora de Derechos Humanos y la Secretaría de Gobierno, mismas que trabajan para encontrar solución al tema.
El problema podría agravarse en las próximas semanas en la ciudad ante la caravana de miles de migrantes que partió el pasado 23 de diciembre de Tapachula, Chiapas, cuyos integrantes decidieron entregarse a agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) en Mapastepec, Chiapas, bajo la idea de que serán traídos a la Ciudad de México para regularizar su tránsito.