El presidente brasileño Michel Temer, ha sido acusado ante la Corte Suprema de presunta corrupción pasiva, convirtiéndose así en el primer mandatario del país denunciado por un delito penal en pleno ejercicio del poder.
Según la acusación, Temer recibió un soborno de unos 135.000 euros y la promesa de más de 10 millones adicionales del Joesley Batista, uno de los dueños de la multinacional cárnica JBS.
El juez de la Corte Suprema decidirá ahora si remite la acusación a la Cámara de Diputados, que puede suspender al presidente de sus funciones, aunque para ello serían necesarios los votos de dos tercios y, por el momento, Temer sigue gozando de una amplia mayoría en la cámara.
Según la acusación, Temer recibió un soborno de unos 135.000 euros y la promesa de más de 10 millones adicionales del Joesley Batista, uno de los dueños de la multinacional cárnica JBS. El juez de la Corte Suprema decidirá ahora si remite la acusación a la Cámara de Diputados, que puede suspender al presidente de sus funciones, aunque para ello sería necesarios los votos de dos tercios y, por el momento, Temer sigue gozando de una amplia mayoría en la cámara.
En otro informe entregado ayer lunes, la Policía Federal concluyó que Temer también intentó “obstaculizar investigaciones” y “dejó de comunicar a las autoridades” sobre maniobras corruptas de las que tuvo conocimiento, lo que pudiera generar una segunda denuncia.
La crisis política e institucional en Brasil parece insondable. Este lunes, Antonio Palocci, un influyente ministro en los Gobiernos de Lula da Silva y Dilma Roussef, fue condenado a más de 12 años de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.