El turismo médico en México se ha visto beneficiado de la falta de transparencia en la fijación de precios y las bajas tasas de cobertura en Estados Unidos
Ya sabemos que el turismo es un sector estratégico para la economía nacional por su contribución al empleo, a la generación de divisas y al desarrollo regional; sector en el que México se ubica entre los 10 mejores destinos del mundo.
En este sentido, sobresale el turismo médico, que son los flujos internacionales de viajeros con el fin de recibir servicios médicos en uno o varios procesos de la atención sanitaria: consulta, intervención, hospitalización (o atención clínica) y provisión de medicamentos.
Pero ojo, es muy importante identificarlo tanto del turismo de salud como del turismo de bienestar.
El primero es un concepto más amplio de salud física, mental y social – y no solo la ausencia de malestar o enfermedad; mientras que el segundo se refiere a la práctica de las personas para sentirse bien. Comprendiendo todo lo necesario para abonar un estilo de vida saludable, incluyendo los tratamientos termales o de spa.
Así, en México cualquier médico o establecimiento médico que quiera participar en la cadena de valor del Turismo Médico puede ejercerlo, debiendo cumplir sin excepción con las normas y regulaciones vigentes en el país.
Ante dicho panorama, son varias ciudades mexicanas las que han sacado ventaja de las disparidades del servicio de salud en Estados Unidos que, pese a estar reconocido como uno de los mejores a nivel mundial, se enfrenta al hecho de sus altos costos y estar lleno de lagunas y disfuncionalidades que pueden volver una tortura pagar las facturas, incluso para quienes cuentan con un seguro de gastos médicos mayores.
Ya en 2007 Michael Moore en su documental SICKO nos explicaba que al menos 50 millones de ciudadanos estadounidenses no contaban con ningún plan de cobertura médica, contra 250 millones de estadounidenses que “al menos creen estar cubiertos”, pero en la mayoría de los casos los tratamientos o coberturas les son denegados cuando los necesitan.
A lo largo de la cinta, vemos que los costos hospitalarios del sistema médico estadounidense pueden ser tan altos que llegar a tener mayor sentido financiero tanto para los especialistas como para los pacientes, realizar los procedimientos en exclusivos hospitales privados de México.
Y aunque parezca absurdo, pese a que Estados Unidos es el país que gasta más en el tema a nivel global, el hecho de carecer de transparencia en la fijación de los precios y bajas tasas de cobertura, ha hecho que los ciudadanos no obtengan necesariamente la mejor atención, y así lo han demostrado diversos estudios, que ponen el dedo en la llaga de los sobrecostos.
Al respecto, la Universidad de San Diego, California, explica que el 40% de histerectomías, el 48% de operaciones de cateterismo cardíaco y bypass, el 28% de angiografías, el 40% de angioplastias y el 32% de intervenciones de cataratas fueron innecesarias.
Las cifras pueden ser tan obscenas que se ha establecido una logística de traslados a México para realizar procedimientos quirúrgicos que pueden resultar al menos 50 por ciento más baratos que en Estados Unidos. Pese a lo invertido en vuelos y viáticos.
Por ejemplo, un reemplazo de rodilla en Estados Unidos puede tener un costo de ocho mil dólares, mientras que en México será de tres mil 500 dólares.
Ante este panorama, las mismas compañías encargadas de cubrir los gastos sanitarios de los ciudadanos están retomando esta dinámica para abaratar sus propios costos casi a la mitad.
Pero eso no es todo. Incluso los especialistas se están viendo beneficiados de esta disparidad y tendencia en el turismo médico, dado que en México pueden cobrar hasta tres veces más por sus servicios que lo que podrían recibir de parte de los programas de cobertura de seguridad social o las aseguradoras.
Así, además de esta combinación de factores en el que mientras una de las partes paga menos y la otra gana más, está la garantía de que el paciente recibirá la atención adecuada, con un especialista que habla su mismo idioma, y todo el procedimiento se realizará de manera transparente y con tarifas claras, en una red de hospitales que cumplen con los estándares de seguridad y calidad que en Estados Unidos.
Esta dinámica es el maridaje de dos mercados muy productivos. Por un lado, el turismo y por el otro los servicios sanitarios; en el que cada vez son más los actores que están viendo una oportunidad de negocio muy rentable que incluye no solo la intervención quirúrgica, sino también el proceso de convalecencia, ofreciendo atractivos paquetes.
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