A diez años de la hazaña, recordamos qué se siente decir “México Campeón del Mundo”
México Campeón del Mundo
Eso ya se había visto seis años antes en Perú. Y que bueno, que se siga viendo, y que se vuelva costumbre. Aunque hay muchas cosas más importantes que el fútbol, un triunfo en el deporte, cualquiera que este sea, siempre vendrá bien y será positivo para nuestra sociedad.
Por tal motivo hoy recordamos la hazaña de aquella selección dirigida por Raúl “El Potro” Gutiérrez. El camino no fue sencillo, en la fase de grupo, derrotaron por marcador de 3-1 a Corea del Norte, 2-1 al Congo y 3-2 a Holanda.
Para octavos de final despacharon 2-0 a Panamá, y en cuartos de final comenzaban las complicaciones. Había que enfrentar a Francia y de avanzar seguían Alemania o Inglaterra. El panorama se antojaba difícil para todos menos para Espiricueta, La Momia Gómez, Carlos Fierro, Briseño, Escamilla y compañía.
Después de vacunar a Francia 2-1 enfrentaron a Alemania en Torreón. Partido épico en el que Julio Gómez experimentó (aunque efímeramente) las delicias de la gloria, dando el mejor partido de su vida que permitió a los mexicanos vencer 3-2. La final en el Azteca parecía simple trámite y así ocurrió, vencieron 2-0 a Uruguay y se coronaron campeones del mundo.
100% de Efectividad
A los niños y jóvenes nacidos posteriormente al año 2000, no les resulta extraño escuchar que México es campeón en algún torneo internacional. En un lapso de siete años México ganó tres torneos importantes, dos mundiales juveniles y el torneo varonil de los juegos olímpicos en 2012.
Pero el plantel de 2011 goza de la gloria de haber ganado todos sus partidos disputados, es decir lograron una efectividad del 100 por ciento, lo cual no es cosa sencilla. Esto es muy positivo para la mentalidad no sólo de los jugadores, sino de los jóvenes y niños aficionados que fueron testigo de ello, y en cuyas mentes ya está instalado o al menos debería estar instalado un chip ganador.
Un Sueño Hecho Realidad
Alguna vez tuve un sueño fantástico en el que yo era un jugador de fútbol profesional, era el mejor jugador mexicano de todos los tiempos. Por supuesto ese sueño terminaba conmigo anotando un golazo en la final del mundial para darle el trofeo de campeón a México.
Tengo la certeza de que no soy el único con esa curiosa experiencia onírica en su existir. Muchos aficionados han experimentado algo similar entre los brazos de Morfeo y no creo que Julio “La Momia” Gómez haya sido la excepción.
La diferencia es que Gómez logró hacer realidad dicha fantasía, ciertamente su gol de chilena con la cabeza sangrienta no ocurrió durante el partido final. Pero ¿Qué importa? El nivel de heroicidad deportiva en aquella acción fue inaudita e inédita en el futbol mexicano. La emoción que nos embargó a nosotros como aficionados fue grandísima, Alemania estaba vencida con ese gol que tantas veces fue esperado en vano por las generaciones pasadas. Imaginen su efecto en los compañeros de Julio, ese gol traía un cheque de campeonato y aquellos muchachos lo cobraron ocho días después para vencer a Uruguay y dejar sus nombres inscritos para siempre en la historia deportiva del país. México campeón del mundo, por segunda vez!!!
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