Su reconocimiento como activista medioambiental se debe a que formó un grupo que impidió a Monsanto sembrar soya genéticamente modificada
La mexicana Leydy Araceli Pech Martín ganó el Premio Goldman 2020, el cuál es considerado por algunos especialistas como el “Premio Nobel del medio ambiente” gracias a su constante lucha contra Monsanto, el gigante estadunidense productor de agroquímicos.
La “Guardiana de las abejas”, como la llaman los que conocen su travesía, lideró una coalición que frenó la siembra de soya genéticamente modificada por Monsanto en el sur de México.
Pech Martín, quien habita en Hopelchén, en la península de Yucatán, lleva muchos años dedicada al cuidado y preservación de la abeja melipona beecheii.
No obstante, su reconocimiento como activista medioambiental de la región de América del Norte se debe a que formó un grupo que impidió a Monsanto sembrar soya genéticamente modificada.
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La organización que reconoce anualmente a seis personas por su labor en el sector ambiental, informa en su página oficial que Pech, en 2017, lideró un movimiento para evitar la siembra de esta soya transgénica.
“La Corte Suprema de México dictaminó que el Gobierno violó los derechos constitucionales de los mayas y suspendió la siembra de soja genéticamente modificada. Debido a la persistencia de Pech y su coalición, en septiembre de 2017, el Servicio Agrícola y de Alimentos de México revocó el permiso de Monsanto para cultivar soja modificada genéticamente en siete estados”, señala The Goldman Environmental Prize
Defensa
En declaraciones a la BBC Mundo, Pech dijo: “desde que inicié esta lucha, empresas y gobiernos quisieron hacer ver que no era nadie y que no iba a servir para nada. Sin embargo, eso no me paralizó; al contrario, hizo que buscara más aliados. Encontré la fuerza en la unidad del pueblo maya”.
“Una vez que logramos comprender las afectaciones que nos traía esa siembra de soya transgénica en nuestros medios de vida, especialmente en la apicultura, decidimos organizarnos, hacer una unidad del pueblo maya de Hopelchén. Entonces interpusimos dos amparos, relató
Cabe destacar que el uso de los fertilizantes químicos tiene un lugar privilegiado en México. En 2017, el 69 por ciento del total de hectáreas sembradas en el país hizo uso de este tipo de tecnología.
Según informas asociaciones medioambientales, la Cofepris dejó entrar 140 activos de plaguicidas prohibidos por dañar la salud y medio ambiente.
Por lo que se revela, la venta de productos químicos para el campo, incluidos los plaguicidas, se realiza bajo pocos controles estatales que son respetados por la empresas; los cuales a su vez ignoran las recomendaciones internacionales sobre la toxicidad.
Presuntamente, la endeble regulación privilegia a las grandes empresas internacionales; misma que tienen el oligopolio mundial de plaguicidas y semillas modificadas. Supuestamente se permitido el paso de 183 activos considerados como “altamente peligrosos”; así como de otros 140 prohibidos en otros países.
Según declara Pech, en 2019, en México, Bayer- Monsanto tenía 456 productos inscritos en el Registro Sanitario de Plaguicidas de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris); esto a pesar de que algunos de sus ingredientes activos se encuentran prohibidos en otros países al estar relacionados con padecimientos endocrinos y cancerígenos.
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CAB