El legado de este valiente quedará para la posteridad, su discurso “Yo tengo un sueño” es considerado como el mejor de la historia
Hay voces que son silenciadas violentamente, pero sus ecos se escuchan en la posteridad pues su mensaje es tan importante que cambió el curso de la vida e hizo historia. Una de esas voces fue la de Martin Luther King, cuyo activismo marcó la diferencia en la vida de las personas de color.
Martin Luther King Jr., nacido como Michael Luther King Jr, vio la luz de la vida el 14 de enero de 1929 en Atlanta, era el hijo mediano del pastor bautista Martin Luther King Sr. y de Alberta William King.
En pleno siglo XX la gente de color en Estados Unidos seguía viviendo en la marginidad, era como si el tiempo se hubiera detenido para ellos, mientras que el resto del país avanzaba a pasos agigantados.
Y es que parecía que la Alemania Nazi se había instalado en los usos y costumbres del país entero, los negros no podían sentarse en ciertos lugares, reservados para los blancos, hacerlo era transgredir la ley e implicaba ir a la cárcel.
¡Que difícil ser negro en un mundo dominado por blancos! Pero llegó un joven pastor que decidió que no deberían existir esas diferencias, pues todos somos iguales.
Inspirado en la lucha pacífica de Mahatma Ghandi, Luther King lideró una lucha por lograr la igualdad de blancos y negros.
En 1954, Martin había sido designado pastor de la Iglesia Bautista de la Avenida Dexter de Montgomery, Alabama. Al mismo tiempo fue miembro del comité ejecutivo de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color.
A sus 13 años tuvo que ceder su asiento en un autobús a un pasajero blanco, años después en 1955 una joven afroamericana, Rosa Parks, fue detenida y multada por usar un asiento designado para los blancos, también en un autobús.
Este hecho propició que King liderara un boicot contra los autobuses públicos de Montgomery. Esta protesta se prolongó desde el 1 de diciembre de 1955 hasta el 20 de diciembre de 1956, cuando el Tribunal Supremo de Justicia de Estados Unidos declaró inconstitucional la ley que exigía la segregación en el transporte público de Montgomery.
Con esto se anotó su primer logro, su popularidad se fue extendiendo por el país, sin embargo no todo fue miel sobre hojuelas, en los 382 días de activismo su casa fue blanco de ataques por parte de los supremacistas blancos.
En 1957, fue elegido presidente de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano. Esta organización, cristiana y pacifista, tenía como objetivo participar activamente en el movimiento por los derechos civiles.
Participó en las protestas de Birmingham Alabama e inició una campaña de alcance nacional. Estos hechos hicieron que fuera arrestado y encarcelado, durante su estancia en prisión escribió la Carta desde la cárcel de Birmingham. En este ensayo explicaba el porqué de sus protestas.
John F. Kenedy intercedió por él y fue liberado, el presidente simpatizó con el movimiento y se comprometió con él.
Su lucha, llena de incidentes violentos, se podría decir culminó en junio de 1963, para entonces ya había logrado que se abrieran los espacios públicos a los negros -bibliotecas, comedores, estacionamientos- .
Yo tengo un sueño
Ese año vivió un momento cumbre, logró reunir 250 mil personas que marcharon en Washington, ante ellas pronunció el más célebre de sus discursos “Yo tengo un sueño” (I have a dream).
“Yo tengo un sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: ‘Creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales’.
Yo tengo el sueño de que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo el sueño de que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.
Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo el sueño de que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama, pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas. ¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo el sueño de que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada y toda la carne la verá al unísono. Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir en la montaña de la desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.
Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: ‘Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad’. Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad. Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania. Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. ¡Dejen resonar la libertad de la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada montaña de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad! Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual negro: ‘¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!”.
Para ese entonces King tenía cuatro hijos: dos niñas y dos niños, tenía un sólido matrimonio con Coretta Scott. Ver a sus hijos fue un impulso a su lucha.
Martin Luther King logró muchísimo, su legado continúa hoy en día, sin embargo, el racismo es un tema aún presente y continúa causando estragos en los países.
El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King recibió el Premio Nobel de la Paz. Con solo 35 años, Luther King se convirtió en el hombre más joven en recibir este reconocimiento.
El fin de su vida
A finales de marzo de 1968, Martin Luther King viajó hasta Memphis, Tennessee, para apoyar la huelga de basureros afroamericanos que luchaban por mejorar sus condiciones laborales.
El 4 de abril sería un día normal en la vida del activista, alrededor de las 18 horas (hora local), mientras se encontraba en la terraza del hotel donde se hospedaba, recibió el disparo de un francotirador segregacionista.
La vida del valiente hombre fue sesgada cuando tenía 39 años, una linda familia y mucho más por hacer.
Dos meses después de su asesinato, las autoridades capturaron al autor, James Earl Ray, mientras intentaba huir a Reino Unido. Sin embargo, todavía son muchos los que piensan que la muerte de Martin Luther King fue parte de una conspiración.
Años más tarde Ray se retractó de su declaración y con el apoyo de la familia King pidió la reapertura del caso y la vista de un nuevo juicio.
Todos los 4 de abril a las 6 de la tarde, cientos de estadounidenses se reúnen para conmemorar la muerte del líder de derechos civiles más prominente del mundo.
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