Con el impulso de sus profesores, logró su primera exposición individual en 1930. Inauguró su primera muestra en el Art Center New York
María Izquierdo nació en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 30 octubre de 1902. Aunque poco conocida, fue la primera pintora mexicana en exponer sus obras, en 1930.
Proveniente de una familia de escasos recursos, desde muy temprana edad vivió una vida difícil. A los 14 años fue casada con un militar por la fuerza, lo cual marcó su carácter y obra. De este matrimonio tuvo tres hijos.
Durante esta época, María Izquierdo vivió en Aguascalientes, Saltillo. No obstante, logró divorciarse y mudarse a la Ciudad de México, donde se estableció en 1923. Cinco años más tarde, gracias su talento, ingresó a la Academia de San Carlos.
Carrera
El problema es que tuvo una meteórica carrera que culminó de forma prematura por dos motivos. Sus habilidades, entonces inéditas para una sociedad abiertamente machista, fueron mal recibidas por los estudiantes. María Izquierdo era comúnmente violentada por sus compañeros; especialmente después de que durante una muestra en 1929, Diego Rivera (entonces director de la Escuela Nacional de Bellas Artes) designara su obra como la de mayor proyección y talento.
La otra fue una razón positiva. Izquierdo asistía a los cursos de Germán Gedovius, pionero de la pintura moderna en México y maestro de Saturnino Herrán y el mismo Diego Rivera. Gedovius notó el talento de la pintora jalisciense por encima de sus contrapartes masculinos y consideró que no requería asistir más a la Academia.
Con el impulso de sus profesores, logró su primera exposición individual en 1930. Antes había realizado puestas con su entonces pareja Rufino Tamayo, en la Galería de Arte Moderno del Teatro Nacional, pero nada propio. Izquierdo inauguró su primera muestra internacional en el Art Center Nueva York, convirtiéndose en la primera artista mexicana en exponer sus obras en el extranjero.
La exposición consistió de 14 obras y marcó el despegue de su carrera como pintora, en ese entonces influenciada por Tamayo, pero con un profundo sentido de género que más tarde habría de explotar al máximo.
Para 1938, y ya con renombre, María se casó con el pintor chileno Raúl Uribe, quien la animó a pintar retratos por encargo. Además, realizó varias obras sobre la religión popular de México, destacando su altares en honor a la Virgen de los Dolores.
Lamentablemente, en 1948, cuando su carrera estaba a la alza, sufrió una hemiplejia que paralizó el lado derecho de su cuerpo y la dejó sin habla. La enfermedad degenerativa la privó de seguir realizando creaciones. Finalmente, falleció en 1955 debido a una embolia.
Una pintora olvidada
Cabe destacar que aunque fue contemporánea y pionera del arte femenino mexicano junto a Frida Kahlo, su obra no ha sido dignamente valorada.
De acuerdo a la historiadora de arte Germanine Gómez:
”Pese a que sus temas tienen como principal fuente de inspiración la cultura popular, no hay nada más alejado del ‘costumbrismo’ que el arte de esta gran figura jalisciense. A contracorriente de los pintores nacionalistas, cuyo lenguaje se basaba en el concepto exaltado de la mexicanidad, la poética pictórica de María explora el alma intrínseca del México profundo desde una mirada sensible que logra conciliar con gran maestría el espíritu de sordidez y fiesta de nuestro pueblo.
“Sus pinturas armonizan la tensión entre melancolía y pasión que fueron los rasgos característicos de su personalidad. El arte de María Izquierdo es la sutil simbiosis de drama y ternura, soledad y jolgorio, violencia y juego, primitivismo y sofisticación: una pintura ensimismada, palpitante de vida y rebosante de pasión”
María Izquierdo dejó patente su profundo interés por revertir la condición de las mujeres en el México posrevolucionario. Rompió con la iconografía de los muralistas que solían plasmar a las mujeres con un carácter maternal y enfudadas en conceptos como libertad y patria.
En su lugar, colocó a su género tanto en acciones protagónicas entonces concebidas como masculinas, como en retratos melancólicos que abundan en temas de naturaleza muerta, paisajes y esbozos del surrealismo .
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De hecho, también tuvo una época en 1932 donde pintó distintas series inspirada por las artes circenses en las que las protagonistas eran mujeres. Un año más tarde y tras terminar su relación con Tamayo, Izquierdo estudió con detenimiento el desnudo femenino, llevándolo a ocupar un lugar central de su obra acompañado de ambientes oscuros y contrastantes.
Asimismo, se tenía planeado que realizar un mural. Después de una gira por Sudamérica, en febrero de 1945, fue comisionada por el gobierno capitalino para realizar un mural en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Sin embargo, el proyecto se canceló sin previo aviso. Rivera y Siqueiros fueron dos de sus principales detractores; con argumentos como la incapacidad técnica de la artista para hacer un fresco a gran escala.
Aunque nunca lo llevó a cabo, la pintora realizó estudios preparatorios que dan cuenta de su intención de ubicar como tema central a las mujeres profesionistas en el desarrollo de México.
Por lo que se sabe, esta obra que trataría sobre el progreso del país; aparecía una mujer urbanista con lo que parece ser un plano, dejando entrever la importancia de las mujeres y sus nuevos roles en la construcción del México moderno. He aquí el boceto.
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CAB