Las Madres de Plaza de Mayo conmemoraron hoy el inicio de su lucha al cumplirse 40 años de la primera vez que se reunieron en Buenos Aires para reclamar la aparición de sus hijos secuestrados por la dictadura argentina (1976-1983).
Divididas en dos agrupaciones desde 1986 por diferencias internas, integrantes de ambas entidades se concentraron hoy, en actos por separado, en la Plaza de Mayo, frente a la sede del Ejecutivo, junto a miembros de otras organizaciones defensoras de los derechos humanos.
“Que se abran los archivos, que sepamos de una vez, cada madre o padre que muere en la incertidumbre, qué pasó con ese hijo o esa hija. Es la otra injusticia que tenemos”, dijo en uno de los actos Nora Cortiñas, dirigente de Madres de Plaza Mayo Línea Fundadora.
Cortiñas aseguró que las Madres seguirán luchando con los “principios del primer día” para demostrar que no son iguales que “los represores, torturadores, canallas”.
Para conmemorar sus 40 años de lucha, las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, además de manifestarse hoy en la plaza, organizará esta noche un evento en un teatro de Buenos Aires, con participación de diferentes músicos.
Por su parte, la otra agrupación, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que lidera Hebe de Bonafini, organizó hoy un festival musical en la plaza, donde además se hicieron distintas proclamas políticas.
Asimismo, la organización resolvió entregar este año el pañuelo blanco, su máxima distinción, al periodista y abogado especialista en derechos humanos Pablo Llonto y a Kabawil, grupo italiano de apoyo a las Madres de Plaza de Mayo.
Las Madres nacieron el 30 de abril de 1977, cuando catorce mujeres que, sin suerte, golpeaban diferentes puertas para saber algún dato del paradero de sus hijos resolvieron unirse, caminar hasta la Plaza de Mayo para pararse frente a las puertas de la Casa Rosada, sede del Ejecutivo. La policía les dijo que debían circular, porque estaban prohibidas las concentraciones públicas de más de tres personas.
Entonces las madres, de dos en dos, comenzaron a caminar a paso lento alrededor de la Pirámide de Mayo, en monumento principal de la plaza, lo que luego se conocerá como las tradicionales “rondas” que las Madres hacen todos los jueves en el lugar.
Al grupo original se unirían pronto muchas otras mujeres que, buscando a sus hijos desaparecidos, se acercaban a la plaza. Para reconocerse, comenzaron a usar un pañuelo blanco en la cabeza, que se convirtió finalmente en el símbolo de la lucha de las Madres.
Efe