El Ajusco ha sido señalado como un lugar recurrente para el abandono de cuerpos por parte del crimen organizado.
Madres buscadoras recorren el Ajusco en busca de sus seres queridos. En los fríos y espesos parajes del Ajusco, un grupo de madres provenientes de distintos estados del país se organiza para llevar a cabo una tarea desgarradora: buscar los restos de sus familiares desaparecidos. Unidas en colectivos de Madres Buscadoras, estas mujeres trabajan con herramientas básicas y sus propias manos, removiendo la tierra con la esperanza de hallar indicios que les devuelvan algo de quienes han perdido.
Aunque conocido por su belleza natural y rutas turísticas, el Ajusco ha sido señalado como un lugar recurrente para el abandono de cuerpos por parte del crimen organizado. Su geografía, con barrancas profundas y vegetación densa, lo convierte en un espacio propicio para ocultar actos atroces. Para Jacqueline Palmeros, presidenta de la asociación Una Luz en el Camino, el lugar se ha transformado en un “cementerio sin nombre”, donde ya se han encontrado restos humanos, como cráneos y prendas personales.
Las integrantes de los colectivos, originarias de Morelos, Guerrero, Tamaulipas, Querétaro, Ciudad de México y el Estado de México, han encontrado en su dolor una causa común que supera las diferencias de origen, edad o creencias. Unidos por la misma tragedia, hombres y mujeres trabajan en brigadas que recorren las áreas señaladas por denuncias anónimas o pistas de sobrevivientes.
Uno de ellos, Rodolfo Ramírez, busca a su hijo José Rodolfo, desaparecido desde 2019 en Morelos. Su búsqueda lo ha llevado a unirse a estas jornadas en el Ajusco, donde cada día comienza temprano, a las 8:00 de la mañana, en el Albergue Alpino, un espacio que los colectivos han convertido en su centro de operaciones.
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Con mapas rudimentarios, varillas, guantes y una enorme fuerza de voluntad, las madres y sus acompañantes enfrentan no solo las adversidades del terreno, sino también la indiferencia y lentitud de las instituciones. Durante sus búsquedas, han encontrado cráneos, prendas de vestir, mochilas y documentos oficiales que podrían pertenecer a las personas desaparecidas. Sin embargo, el procesamiento e identificación de estos restos a menudo se ve retrasado por la falta de personal especializado.