El Centro de Confinamiento del Terrorismo en El Salvador es una prisión de alta seguridad y la más extensa en América.
Luisito Comunica exploró el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, una prisión de máxima seguridad y la más extensa de América, diseñada para albergar aproximadamente a 40 mil reclusos, en su mayoría clasificados como terroristas debido a sus vínculos con grupos criminales.
A través de un video, el creador de contenido, reconocido por sus mini reportajes, proporcionó una visión interna de la prisión y detalló las condiciones de vida de los reclusos. Dado su estatus peligroso, estos presos no tienen derecho a visitas y están completamente aislados del mundo exterior.
Para acceder al lugar, el creador de contenido explicó que es necesario superar siete niveles de seguridad, que incluyen revisiones minuciosas para prevenir la entrada de personas peligrosas. Este sistema también garantiza que los reclusos no puedan escapar, ya que la vigilancia está presente prácticamente en todos los rincones.
Cuando ingresan, los reclusos son sometidos a una revisión detallada mediante tecnología que permite detectar si llevan algo en el interior de su cuerpo. Cada vez que salen de sus celdas, se les exige llevar esposas en manos y pies, incluso si es solo para realizar actividades como comer o hacer ejercicio.
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Uno de los módulos consta de 32 celdas con capacidad para alrededor de 100 personas, aunque esta cifra puede fluctuar. Las camas son extremadamente simples y carecen de colchones, además, las luces permanecen encendidas constantemente, incluso durante las horas de sueño. Es importante destacar que una vez que los reclusos ingresan, no salen hasta que completen su condena, que en algunos casos puede abarcar desde 20 hasta mil años.
El CECOT está equipado con salas de careo y audiencia para situaciones que lo requieran, pero todas estas áreas están sujetas a las mismas rigurosas medidas de seguridad. El recinto está rodeado por muros de nueve metros de altura y una cerca electrificada de tres metros, mientras que el suelo exterior está cubierto de grava para que los pasos sean audibles en caso de intento de fuga.
A pesar de las condiciones aparentemente severas, hay un momento diario denominado “extracción de celda”, durante el cual los reclusos son sacados en grupos de cinco o diez para realizar actividades físicas, siempre llevando esposas y bajo una estricta vigilancia.