En seguida de ser contactados, su esposa se dirigió a las instalaciones; pero tras cuatro horas de espera, le informaron que la llamada había sido un error
Mario Guzmán González fue enterrado el 8 de junio luego de fallecer por complicaciones asociadas al Covid-19; no obstante, su familia ha recibido tres llamadas del IMSS asegurando que seguía vivo.
El hombre de 61 años comenzó a padecer síntomas a principios de junio. Al persistir las molestias, acudió a la clínica del IMSS de la ciudad, y posteriormente al Hospital General Regional; en este último lugar fue internado al ser diagnosticado con coronavirus, y posteriormente reportado como fallecido dos días después.
De acuerdo con su esposa Irma en entrevista con la revista local Espejo, el 6 de junio el hospital la contactó y le informó que la causa del fallecimiento era sospecha de Covid-19. Sin embargo, en ningún momento le permitieron identificar el cuerpo, solo le extendieron un documento al respecto.
Para el 8 de junio sus supuestos restos fueron enterrados en el panteón de Rosa Morada, en el municipio sinaloense de Navolato. La funeraria Emaus tampoco le permitió a su familia ver el cadáver, ni siquiera en fotos. Además, les comunicaron que debían hacer un pago de 25 mil pesos por el equipo de protección individual que debía utilizar el sepulturero.
Las llamadas
Aparte de estos imprevistos, al día siguiente del sepelio, el hijo del difunto recibió una llamada de una operadora del IMSS que lo contactó para informar de que el paciente se había recuperado. Según los Guzmán, la mujer les explicó que Mario aún estaba internado en el hospital y que se encontraba mejor. En seguida de ser contactados, Irma se dirigió a las instalaciones del Seguro Social; pero tras cuatro horas de espera, le informaron que la llamada había sido un error.
La cosa no quedó ahí. Apenas unas horas luego de la negativa, los dolientes recibieron una segunda llamada. La misma trabajadora del IMSS insistió en que ya podían ir a buscar el cadáver del paciente.
Desistiendo de toda esperanza, esta vez nadie acudió al nosocomio. Sin embargo, el 11 de junio se produjo una tercera y última llamada. “Aquí está el cuerpo de Don Mario. Ven por él. Dile a tu mamá que nos disculpe…”, dijo de nuevo la operadora.
Ante las múltiples contradicciones y sin una respuesta satisfactoria a la fecha, la familia exige que se exhumen los restos del difunto para realizarle exámenes de ADN y confirmar su identidad.
Por su parte, el delegado del instituto en Sinaloa, Rafael López Ocaña, ha informado que la operadora se equivocó al marcar el número de teléfono. Asimismo, declaró que aunque el fallecido efectivamente es Mario Guzmán, se abrió una investigación con el objetivo de mejorar las prácticas incorrectas del call center. Esta explicación no convenció a Irma, e insiste en demandar al IMSS para que se haga cargo de la exhumación y de las pruebas genéticas.
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CAB