Es importante que la autoridad entienda que para comunicar debe de ser con certeza, el homicidio referido lastimó de forma muy profunda a la sociedad capitalina
Después de lo sucedido en Plaza Artz, en el Pedregal, seguimos con una dosis importante de zozobra. Hay más dudas que respuestas y al momento no sabemos bien a bien qué fue lo que declaró Esperanza “N”, la única detenida por homicidio. Poco a poco se han ido conociendo más detalles de este crimen que impactó a la sociedad mexicana por su frialdad y por su preparación.
Personalmente, he podido ver algunas pruebas en poder de la PGJ de la CDMX, como el sistema del restaurante en donde ocurrieron los hechos, donde ni los israelíes asesinados ni Vanesa Ballar, la famosa Güera, que en exclusiva le dimos a conocer en mi espacio noticioso de Imagen Televisión, ni los asesinos tenían reservación.
Que muy probablemente la Güera se registró con su nombre real, pero la recepcionista se equivocó al registrarla y por eso la registró como Bayer.
Otro dato revelador, que ya tiene la autoridad ministerial, es que contrario a lo que se dijo en un principio, la famosa Güera escapó por la cocina, se refugió cerca de 15 minutos, en los cuales los meseros del lugar le ofrecieron los primeros auxilios y alcohol, pues tendía a desmayarse. Increíble resulta que nadie puso atención en la señora y pudo salir como Pedro por su casa.
En resumen, toma fuerza la hipótesis de un adeudo, según fuentes confiables y cercanas a la investigación, el homicidio pudo ser perpetrado por la Güera para evitar el pago de 14 millones de euros que Johny le dio a la hoy prófuga para que los invirtiera, debido a que el hoy occiso estaba en la cárcel.
Parece poco probable la especie de que habían desavenencias de los asesinados con el Cártel de Tláhuac. Es importante que la autoridad entienda que para comunicar debe de ser con certeza, el homicidio referido lastimó de forma muy profunda a la sociedad capitalina.
En el entorno de terrible inseguridad que vivimos en México, me queda claro que la solución o el principio de ella es la participación decidida de la sociedad. Pese a la estupidez de querer satanizar la actividad empresarial, los emprendedores son los que llenan de sangre las arterias de la productividad del país, que a su vez son los que crean puestos de trabajo, los que a su vez llevan lana a las casas de los mexicanos.
Es de aplaudir que existan empresarios solidarios que estén dispuestos a meterle lana, a tratar de palear el problema que, en la percepción de los ciudadanos es el más grave, la inseguridad. Una lucha real por la vida por sobrevivir.
Es el caso del presidente honorario y fundador del Consejo Nacional de Seguridad Privada, Alejandro Desfassiaux, también dueño de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial, quien tomando en cuenta los niveles de violencia en la ciudad y el país, ha puesto a disposición de quien lo necesite, sin ningún costo, una aplicación para teléfono inteligente llamada ProteGM, que consiste básicamente en un botón de alerta, para ayudar a quien se sienta en peligro.
Esta es una forma de ayudar, de incidir de forma positiva y dejar de quejarse. Así es como se transforma un país y una ciudad que sufre de los embates de la violencia, de dolor innecesario.
Por supuesto que Desfassiaux, reconoce primero la necesidad imperante de una adecuada coordinación entre la Guardia Nacional y la policía capitalina, y pone de manifiesto la percepción de inseguridad que entre los capitalinos alcanza el 85 por ciento.
Sin duda me queda claro que los empresarios, que llevan a cabo una actividad lícita, y por ello también son merecedores de una ganancia, son la materia prima de la reconstrucción social. Con iniciativas fregonas, a su propio costo y dirigiendo una política de reconstrucción adecuada y viable sobre todo respecto la cohesión social.
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