Uno de los efectos más fuertes que debe enfrentar el familiar de una víctima de coronavirus, es nunca más volver a verlo
La pandemia nos ha enfrentado con nuestra propia soledad: en la casa, en las calles, en los hospitales. El virus nos aparta de las personas que amamos en el peor instante de sus vidas.
Según datos del Ministerio de Salud, la mayoría de las víctimas del coronavirus mueren en las Unidades de Cuidados Intensivos. Un 70% de los que ingresan ya no salen con vida. Sus familiares los dejan en el hospital y luego deben esperar en casa a que suene el teléfono, la mayoría de las veces ya saben que van a oír una mala noticia.
Enfrentar la pérdida de un ser querido siempre es difícil, pero la pérdida de alguien que ya no vas a volver a ver, ni siquiera para despedirte una última vez o para hacerle un funeral, suele ser mucho más dolorosa.
El médico y periodista Amitha Kalaichandran señala que en un estudio sobre el genocidio de Ruanda en 1994, se demostró que la gran mayoría de sobrevivientes arrastraba un duelo patológico por la interrupción de los rituales funerarios durante la guerra.
El médico también apunta que tras la epidemia del ébola se encontró altos niveles de angustia en los pacientes recuperados, debido al estigma cuando intentaron reincorporarse a la sociedad, lo cual podría pasar también con los familiares de las víctimas del coronavirus.
Ante esto se ha dado un fenómeno que podría ser la nueva forma de despedida: los funerales virtuales. Quizá el nuevo coronavirus expanda el hábito de llorar en línea, acabando por fin con las limitaciones del velorio tradicional: el costo, el tamaño, la ubicación. Para la periodista Jodi Kantor, es probable que los funerales postpandemia se enfoquen menos en el cuerpo y más en la memoria.
En el fondo quizá olvidamos que todos estamos perdiendo algo en esta cuarentena. Para empezar: nuestra vida de antes se acabó con una facilidad espeluznante.
“Hay un dolor colectivo al descubrir que el mundo que conocíamos se ha ido para siempre”, afirma David Kessler, fundador de la web Grief.
La pérdida de certezas sobre el futuro inmediato nos ha conducido a una suerte de duelo anticipado: la premonición de que algo malo va a ocurrir en cualquier minuto, nos hace vivir constantemente no solo con el miedo al contagio, sino también con la sensación de que todo se puede derrumbar en un instante, tal vez sólo sea un efecto más del Covid-19.
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AFG