¿Cómo se originaron los 21 días para crear un hábito? Sigue leyendo
Todos hemos escuchado que se pueden crear hábitos en 21 días… ¿Te has preguntado de dónde sale esta casi mágica cifra?
Maxwell Maltz, un reconocido cirujano plástico de la Universidad de Columbia en la década de 1950, empezó a darse cuenta de un patrón que seguían sus pacientes: cuando les modificaba algún rasgo de la cara, por ejemplo, la nariz, les llevaba 21 días acostumbrarse al nuevo aspecto. Observó también que el síndrome del miembro fantasma en los amputados seguía el mismo patrón de los 21 días. “Estos y muchos otros fenómenos observados comúnmente tienden a mostrar que se requiere de un mínimo de 21 días para que una imagen mental establecida desaparezca y cuaje una nueva”, escribió Maltz en su libro Psycho-Cybernetics (Psico Cibernética: el secreto para mejorar y transformar su vida), un libro de autoconocimiento que habla del potencial humano, publicado por primera vez en 1960 y que ha vendido varios millones de copias.
Por esta razón todo mundo empezó a tomar como una verdad que la cifra de los 21 días era la clave para cambiar o desarrollar un hábito.
Pero había un pequeño error, poco a poco se fue omitiendo de la frase: “al menos”.
Maltz nunca especificó que ese periodo era ideal, sólo sugirió que en “al menos 21 días” sería posible cambiar un hábito.
Con los años el “al menos” fue muriendo y el “21 días” se volvió lo común.
¿Cómo crear de verdad un hábito para lograr tus objetivos?
Es probable que en un principio pueda tomarte más tiempo y dedicación “de lo normal” formar un nuevo hábito, pero conforme pasa el tiempo el proceso de formar nuevos hábitos se vuelve más rápido y fácil.
El hábito de formar hábitos se aprende con el tiempo. Esto nos lleva a revisar tres reglas:
1. Empieza con una meta a la vez: cada quien tiene habilidades diferentes, por eso tal vez para algunas personas un mismo hábito puede ser poco más complicado, mientras que para otras personas puede ser mucho más fácil.
Esto ocurre porque además de que el hábito es una habilidad desarrollada, también depende de la magnitud de los hábitos que se estén incorporando.
Habrá algunas metas que no requieran demasiado esfuerzo pero, por el contrario, habrá algunas otras que sean todo un reto personal.
Un primer hábito representa una nueva meta por cumplir en tu vida y es importante concentrarse sólo en una meta, sobre todo al inicio.
2. Registra tu avance diario, no importa que falles: la única forma de lograr incorporar un hábito es repetir la acción tantas veces hasta que se vuelva automática. Para lograr esto se requiere de constancia.
El problema empieza cuando a veces no somos capaces de recordar si hemos sido constantes o no.
Es sumamente importante llevar un registro por escrito sobre el tiempo. Sobre todo porque nuestra memoria no es tan precisa como creemos. Además, cuando pasa el tiempo, los recuerdos que tenemos de determinada situación se hacen cada vez más borrosos.
La única forma de ser constante es midiendo tus avances por escrito con una cadena de metas.
Una cadena de metas, tiene el único objetivo de no romper la cadena de aciertos (días cumplidos). Esto quiere decir, acumular la mayor cantidad de días realizando tu meta, para que entonces sea más rápido incorporar el hábito.
3. Evalúate cada 21 días: Si durante este tiempo no has roto la cadena (has cumplido todos los días con esa meta), pero sobre todo si tú consideras que ya no te genera mucho esfuerzo esa acción, es el momento de incorporar una nueva o de aumentar la intensidad de esta acción.
Pero si, por el contrario, después de 21 días aún te genera un esfuerzo (no has logrado realizarlo de manera continua), quiere decir que aún no estás listo para incorporar un nuevo hábito. Espera otros 21 días para volverte a evaluar.
¿Listo? No importa que ya haya iniciado el año, siempre es buen momento para corregir nuestros hábitos. ¡No te rindas!
Contenido relacionado
Que el ánimo no decaiga, ¡cumple tus propósitos de Año Nuevo!