Entre las elecciones y el Mundial de Fútbol
Tengo mucha emoción. No por que las piernas nacionales se hayan cubierto de gloria, ante los buenos resultados inspirados por el chingonómico “chicharito”. Sino por que el miércoles acaba el suplicio que significa soplarse cancioncitas idiotas, ideas triviales, frases sin sentido y sin sustento. Una lágrima rueda por esta mejilla de elector, que está “up to the mother”, de la exagerada cantidad de disparos, que establece una ley que reaccionó a los caprichos de los actores políticos de este país.
Por supuesto que se inflama y embriaga el orgullo patrio. Tengo que reconocer que, hasta este punto, estoy sorprendido y felizmente callado por el desempeño de la selección nacional. Ojalá que como país tengamos claro, que aunque siga el gran desempeño del TRI, que lleguemos al ansiado quinto partido, que podamos pachequearnos chido, pensando en el campeonato del mundo, en la final y en lo que usted mande, este país sigue siendo un desmadre. En este país si el 15 de julio México le gana a Portugal (según la profecía de los Simpson), el 16 amaneceremos con 80 muertos por la violencia, 55 millones de mexicanos seguirán en pobreza, y de ellos casi 25 millones en pobreza alimentaria, que significa que esos mexicanos se durmieron sin cenar y con hambre.
Espero que seamos claros en que ganar el mundial, no cambiará nuestra realidad, podrá significar una inyección de ánimo y de optimismo pero no resolverá los problemas estructurales. Seguiremos con los mismos políticos rateros y asesinos sin escrúpulos. Y eso de ganar el mundial es un sueño guajiro. Pero soñar no cuesta nada. Claro siempre y cuando no nos distraiga de nuestros verdaderos problemas y objetivos. Sobre todo de pensar de forma puntual nuestro voto, saber que este país no aguanta 6 años más perdidos.
Para el próximo domingo a esta hora en que escribo, no habrá vuelta atrás. México habrá decidido, que pasará con nuestro destino por años definitivos. Odiaría con todo mi ser que nos equivoquemos, no quiero pasar 6 años más recriminándonos una mala decisión. Por eso le pido que disfrute el mundial, que grite como loco, pero por lo que más quiera, vote y no se apendeje. Por usted, por sus hijos, por su felicidad, por nuestro futuro.
Lejos de iniciativas de artistas, las cuales no descalifico, al contrario apoyo y sostengo, debemos de recordar que quien gane la elección, basados en un padrón de 89 millones, votando en un escenario optimista 60 millones, será presidente de todos con solo 30 millones de mexicanos en un país de 127 millones. Es decir, nos gobernará alguien que representará en el mejor de los casos, el 25 por ciento de los habitantes.
Y no hago ningún juicio sobre quién ganará, sino sobre que haremos nosotros como ciudadanos. Nos vamos a cohesionar? Vamos a apoyar, decididamente a quien gane? O nos dedicaremos a boicoteará quien gane con quejas y reclamos. Es la hora de las elecciones. Es la hora de los ciudadanos. Es la hora de dejar la mezquindad, es la de demostrar que este país nos importa y no somos un país de plañideras ilusionadas con el fútbol.
Otras columnas de opinión de Francisco Zea