La reconocida periodista y escritora argentina Leila Guerriero, relata en ‘La llamada’, la singular historia de la exactivista Silvia Labayru
La argentina Silvia Labayru, militante aguerrida a pesar de su juventud, fue secuestrada por militares en diciembre de 1976, luego del golpe de Estado que inició la dictadura en el país sudamericano.
Con 20 años y embarazada de cinco meses, la integrante de la organización Montoneros fue torturada, obligada a hacer trabajo esclavo y violada sistemáticamente. También fue forzada a representar el papel de hermana de Alfredo Astiz, un miembro de la Armada que se infiltró en la organización Madres de Plaza de Mayo.
Labayru fue liberada en 1978. Afortunadamente, su hija fue entregada al nacer a los abuelos paternos. Se exilió en España, pero los argentinos en el exilio la repudiaron, acusándola de traidora.
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Al conocer la historia de esta mujer, en una de las pocas entrevistas que concedió a lo largo de 40 años, la escritora y periodista argentina Leila Guerriero (1967) decidió confeccionar un singular retrato. Así nació el libro La llamada (Anagrama), que se presentó anoche en la novena edición del Hay Festival Querétaro.
“No es una novela. Es un perfil real de una persona real. No tiene un ápice de ficción, todo ha sido investigado. Traté de que no estuviera simplemente redactado, sino escrito de una manera que pulse algo en el lector”, explicó.
“No escribo para denunciar. Sí me interesa que la historia se conozca; pero no sabes qué va a pasar con un libro, tiene una vida propia. No lo hago para lograr justicia”.
La narradora detalló que “me importaba hablar de cómo esta mujer, que podía quedarse en el rol de víctima para siempre, logró hacer de su vida algo satisfactorio para ella. Lo que resulta un trago bastante incómodo, porque estamos acostumbrados a ver a la víctima hasta el final de sus días como un ser sufriente, flagelándose, y ella siempre rechazó esa idea. Cuando salió libre, se prometió intentar que su vida valiera la pena”.
Guerriero realizó a partir de 2021, y durante dos años, cientos de entrevistas a los amigos de Labayru, sus exparejas, su pareja actual, sus hijos y sus compañeros de cautiverio y militancia.
“Fue un trabajo muy desafiante. No quería escribir sobre los años 70, sino un perfil de ella. Intenté contar quién es esta mujer, el pasado que produjo este presente y no establecer sobre eso ningún juicio moral”, añadió.
La periodista confesó que le conmueve el tema de los desaparecidos en democracia. “Imagino el duelo abierto para siempre, sin una respuesta, sin saber qué pasó. Es como arrojar a una persona al hoyo más oscuro posible y dejarla en la incertidumbre. Ojalá que mucha gente pueda sortear esta oscuridad”, concluyó.