Por no tener antecedentes penales, fue declarado culpable de asesinato en segundo grado
La justicia, en algunas ocasiones, pone mano dura contra crímenes ‘pequeños’ como robo de comida o peleas callejeras, sin embargo, en otras ocasiones las condenas que da para actos horribles como homicidio o violaciones son irreales.
Recientemente se dio a conocer el caso de Brian Varela, un joven de 20 años que fue sentenciado esta semana a 34 meses de prisión por drogar, violar y dejar morir a una chica de 18 años.
De acuerdo con información de medios locales, el agresor se dedicaba a vender estupefacientes en el condado de Snohomish, en el estado de Washington.
Brian Varela sentenced for rape, manslaughter of Alyssa Noceda. He sent photos and joking texts to friends as she overdosed. She was 18. He’ll serve less than 3 years. https://t.co/C1pa1bMo9Q pic.twitter.com/1IT0humX9X
— Caleb Hutton (@snocaleb) 16 de noviembre de 2018
Al no tener antecedentes penales, fue declarado culpable de asesinato en segundo grado, violación en tercer grado y posesión ilegal de los restos de la víctima, Alyssa Nocesda, pero su condena fue pequeña.
Gina Pierson, la madre de la chica, señaló que es ‘una broma’ y que luchará para conseguir que se condene a cadena perpetua al asesino.
Según las investigaciones, el pasado 3 de febrero Varela invitó a la joven a una fiesta en su casa. Conocido por consumir y vender drogas, el joven animó a la chica a esnifar analgésicos y fumar marihuana líquida. Después de aquello la chica quedó en estado inconsciente y, en vez de solicitar ayuda, el chico aprovechó para violarla. A continuación, se hizo selfis posando con la víctima, se las envió a sus amigos y siguió jugando videojuegos hasta quedarse dormido.
A la mañana siguiente, tras encontrar muerta a la chica, Varela se vistió, fue al trabajo —en una cadena de comida rápida— y una vez allí se jactó de lo que había hecho ante un compañero del trabajo, que alertó a la policía. Cuando los agentes acudieron a la casa prefabricada del joven, descubrieron allí el cuerpo de la fallecida con las piernas rotas, aparentemente listo para que cupiera en una caja. Según se desprende de la investigación, el narcotraficante trató de acceder al móvil de Noceda usando para ella un dedo del cadáver, con la idea de hacer creer que la chica se había escapado.
La juez del condado de Snohomish, Linda Krese, se ha declarado “sorprendida” e “indignada” por la deficiencia de la ley del Estado de Washington al resolver el caso con una sentencia tan reducida.
Con información de Excélsior
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