Altos niveles de estrés se han vinculado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, depresión y trastornos musculoesqueléticos.
Un estudio realizado por la Universidad Iberoamericana hace algunos años reveló que las mujeres experimentan niveles más altos de estrés en el ambiente laboral que los hombres, lo cual se atribuye a factores como el clima organizacional, la falta de cohesión y la influencia del líder del grupo de trabajo.
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El estudio “¿Las mujeres se estresan más que los hombres? Estrés laboral en una muestra de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México” estuvo a cargo de Elena Valencia Aguirre, investigadora en Desarrollo Humano de la universidad privada.
De acuerdo al análisis, presentado en el módulo “Mercados de Trabajo III” durante la XII Reunión Nacional de Investigación Demográfica en México, existen factores en las áreas de trabajo que tienen mayor impacto en el desarrollo de estrés entre las profesionistas.
Dicha conclusión fue posible luego de realizar un Cuestionario de Desequilibro de la Recompensa del Esfuerzo, propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual fue aplicado a una muestra no probabilística al azar, señaló Valencia Aguirre.
La Universidad Iberoamericana puntualizó, según un comunicado, que en consideración de la OIT el estrés en el trabajo es un problema común y tiene altos costos en términos de salud para los trabajadores, ausentismo y bajo rendimiento.
Al respecto, la especialista Elena Valencia indicó que al comparar los diferentes factores que mide el citado instrumento de investigación aplicado, se encontró una diferencia significativa entre hombres y mujeres.
Las mujeres, más que los hombres…
Se observó que “la mujeres, más que los hombres, viven un desequilibro entre el esfuerzo (desgaste) que representa su trabajo y la recompensa que reciben (sueldo, estatus, reconocimiento)”.
La muestra analizada, aclaró Valencia Aguirre, estuvo compuesta en 56.9 por ciento por mujeres y 43.1 por ciento por hombres, en donde más de 55 por ciento contaban con educación superior y tenían una edad promedio de 34 años.
Detalló que 47 por ciento eran asistentes, 18.6 por ciento gerentes o directivos, 21 por ciento jefes de departamento o profesionales y 13.7 por ciento operativos, además que más de 66 por ciento trabajaba hasta 45 horas a la semana.
La especialista recordó que su investigación propuso como marco teórico que “las características contextuales de la situación laboral son relevantes en el proceso de estrés”.
En ese contexto se contempla la cultura organizacional y ética, el estilo de dirección, la estructura jerárquica, la seguridad en el trabajo, la perspectiva de trayectoria laboral, el salario y la tarea, entre otros.
En la actualidad, el estrés laboral sigue siendo un tema de gran relevancia, especialmente cuando se analiza desde una perspectiva de género. Recientes investigaciones continúan evidenciando cómo las condiciones laborales inciden de manera significativa en la salud mental y física de los trabajadores, con particular énfasis en la población femenina.
Los estudios sugieren que el estrés no debe confundirse con la tensión nerviosa; más bien, se trata de una respuesta del organismo a factores percibidos como amenazantes, que varían enormemente entre individuos debido a las diferencias en las percepciones personales y las respuestas al entorno laboral. En este contexto, modelos teóricos como el de demandas-control y el de desequilibrio esfuerzo-recompensa juegan un papel crucial en entender cómo las dinámicas de trabajo específicas afectan a los empleados.
El ambiente laboral, definido por la Organización Internacional del Trabajo, incluye todos los aspectos que pueden influir en el bienestar del trabajador. Se ha observado que un clima laboral negativo puede resultar en conflictos, malestar emocional, y una disminución de la motivación, lo cual a su vez incrementa el riesgo de estrés laboral y problemas relacionados con la salud. Además, existe una conexión directa entre el clima laboral y el bienestar general del empleado; cuando los trabajadores perciben el ambiente de manera positiva, se observan actitudes favorables como mayor motivación y compañerismo.
Un aspecto importante que surge de la investigación reciente es la relación entre el estrés laboral y diversas enfermedades. Por ejemplo, se ha encontrado que altos niveles de estrés están asociados con un aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, depresión y problemas musculoesqueléticos. Estos hallazgos son respaldados por estudios longitudinales que muestran cómo las condiciones de estrés laboral pueden llevar a un mayor número de enfermedades en comparación con trabajadores que no experimentan estrés significativo.
De manera específica para las mujeres, los estudios indican que podrían estar más susceptibles al desequilibrio entre el esfuerzo invertido en su trabajo y las recompensas recibidas, lo cual incluye aspectos como la promoción y la seguridad en el empleo. Este desbalance se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y problemas psicológicos.
En respuesta a estos desafíos, las recomendaciones para las políticas de salud y seguridad laboral sugieren la necesidad de adoptar medidas preventivas que vayan más allá de las estrategias individuales para el manejo del estrés. Es fundamental considerar mejoras en las condiciones estructurales y organizacionales del lugar de trabajo, como la promoción del desarrollo organizativo y personal que hasta ahora no se han aplicado extensivamente considerando su vínculo con la salud de los trabajadores.
La evidencia actual respalda una perspectiva más holística en la gestión del estrés laboral, destacando la importancia de ambientes laborales saludables, políticas de igualdad de género efectivas y sistemas de apoyo para los trabajadores, especialmente para las mujeres que pueden enfrentar desafíos únicos en el lugar de trabajo. La integración de estas estrategias no solo beneficia a los empleados a nivel individual, sino que también puede mejorar significativamente la productividad y el bienestar general en el ambiente laboral.