Las mujeres no han quedo fuera de los grupos delictivos. Unas como líderes, otras como halcones o sicarias, también han formado parte importante del narcotráfico.
Las mujeres más poderosas de la historia del narcotráfico han dejado su huella en ‘el bajo mundo’ convirtiéndose en líderes de los grandes carteles de la droga. Son bellas y peligrosas.
Nombres femeninos realizando actividades de narcotráfico, se han escuchado muchos, pero ¿quiénes son, cómo se involucraron y cuáles fueron sus historias? Este es un recuento de las mujeres en los cárteles mexicanos.
Enedina Arellano Félix, mejor conocida como “Narcomami” o “La Jefa”, es señalada desde 2008 por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) como la mujer más poderosa del narcotráfico, al ser la única líder del cártel de Tijuana.
La mujer de aproximadamente 50 años de edad, asumió el cargo del grupo criminal junto a su sobrino Fernando Sánchez Arellano, alias “El Ingeniero”, quien fuera detenido en junio de 2014, mientras observaba un partido de la selección mexicana en el Mundial de Brasil.
Claudia Ochoa Félix, una exhuberante mujer que ha sido vinculada al cártel de Los Ántrax, brazo ejecutor del Cártel de Sinaloa y quien se hizo famosa por posar en fotografías empuñando armas automáticas rosas chapadas en oro, puede ser el ejemplo de que ha cambiado la forma de operar en el mundo del narcotráfico, antes dominado por hombres, pues ahora son las mujeres quienes incluso utilizan su belleza para establecer alianzas.
Con el tiempo, fue conocida como “La Emperatriz Ántrax” y la relacionaron con el líder de la banda José Rodrigo Aréchiga Gamboa, también conocido como “El Chino Ántrax”. El capo fanático de Instagram fue detenido el día 30 de diciembre de 2013 en el aeropuerto internacional de Ámsterdam.
Junto al nombre de Enedina y el de Ochoa se suma al de Sandra Ávila Beltrán, la llamada “Reina del Pacífico”. Las tres mujeres se encuentran en la llamada Lista Clinton, emitida por la Oficina de Bienes Extranjeros, que prohíbe hacer transacciones financieras o tener negocios con personas o firmas en Estados Unidos.
Sandra Ávila Beltrán fue detenida el 28 de septiembre de 2007 en la Ciudad de México acusada de delitos contra la salud en su modalidad de narcotráfico y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Recuperó su libertad en febrero del 2015. Dejó la prisión convertida en una leyenda después de ser señalada como el enlace entre narcotraficantes mexicanos y colombianos, luego de que una magistrada revocara la condena de cinco años por el delito de lavado de dinero debido a que Ávila Beltrán “ya había sido juzgada por el mismo delito, tanto en México como en el extranjero”.
Su leyenda creció al ser identificada como la mujer que inspiró la novela “La reina del sur” del escritor español Arturo Pérez-Reverte.
Otras mujeres en el narco
Leticia Rodríguez Lara, “Doña Lety” o “La 40”, líder del cártel que domina Cancún y Playa del Carmen, provocó la alianza de Los Zetas, el Cártel del Golfo y Los Pelones para intentar desplazarla.
Rodríguez Lara se desempeñaba como policía federal hasta que incursionó en las filas del crimen organizado, vinculándose con el cártel de Sinaloa. Fue detenida a principios de agosto de este año.
Entre las más jóvenes se encuentra Juana, conocida como “La Peque”, quien actualmente cuenta con 28 años de edad. Lo característico de su historia es lo sanguinaria que se volvió después de desarrollar solo actividades de “halconeo”.
“La Peque” ha declarado que protagonizó actos de decapitación, necrofilia y baños de sangre de sus víctimas siendo miembro del cártel de Los Zetas.
Juana asegura que durante su estancia en el grupo delictivo, mantuvo relaciones sexuales con cadáveres decapitados y bebió la sangre de sus víctimas.
Actualmente se encuentra recluída en la prisión de Baja California, donde se encuentra en espera de su juicio.
“La Peque” es originaria de Hidalgo y antes de ser “halcón” y sicaria, fue sexoservidora.
Entre las ejecuciones que aseguró presenciar, se encuentra el momento en que “le rompieron la cabeza a un hombre con un mazo”, lo que le hizo temer por su vida también, sin embargo, con el paso del tiempo se familiarizó con la violencia.
“La Peque” llegó a ser mano derecha de algunos de los integrantes de la célula criminal y era la encargada de las decapitaciones y mutilaciones corporales.