Las cunas modernas brindan seguridad y confort al descanso de los menores, lo que permite un mejor desarrollo para los bebés
La llegada de un nuevo miembro a la familia altera la dinámica familiar la cual debe adaptarse a este pequeño ser a quien se le debe de garantizar amor y seguridad cada uno de sus aspectos vitales, como comida, cuidado y sueño, siendo las cunas una herramienta indispensable para su sano desarrollo.
Si bien muchos padres practican el colecho con los recién nacidos ante las múltiples ventajas físico-emocionales que éste ofrece, los menores al crecer tienen la necesidad de contar con su propio espacio para poder tener mayor libertad de movimiento, no pasar calor, evitar ser “aplastados” por el peso de sus padres y despertados ante el movimiento de los adultos.
Las actuales cunas modernas brindan seguridad y confort al descanso de los menores, ayudando a su desarrollo físico de los pequeños.
Este accesorio se cree fue inventado por los habitantes de Mesopotamia, seguramente los sumerios o los babilonios, ha pasado por una evolución en materiales, los cuales iniciaron con juncos, mimbres, carrizos y bambú, hasta en su diseño en cual pasó de estar en el suelo, colgada en pivotes o mecerse en su base, durante la Edad Media.
En el siglo XV aparecieron las cunas colgadas del techo o suspendidas sobre dos pivotes, protegidas con cortinas y empiezan a confeccionarse de materiales nobles, cunas acolchadas con marquetería esculpida y relieves, empleándose marfiles, maderas preciosas, camafeos e incrustaciones de oro y plata.
A principios del siglo XX apareció la cuna de viaje, ideal para poder llevar al bebé mientras se viajaba pues era más pequeña que sus predecesoras y contaba con la ventaja de montarse y desmontarse.
Sin embargo, a raíz de las múltiples exigencias del mercado, los estilos y las normativas de seguridad las cunas de hoy en día deben de cumplir con ciertas características para ser consideradas seguras, como por ejemplo:
- La cuna tiene que estar homologada. El Comité Europeo de Normalización recoge las normas y directrices que deben seguir los fabricantes para hacer de una cuna un lugar seguro para el sueño de los niños. La normativa europea vigente a fecha de hoy es la 2001/95/CE.
- Que tenga una distancia correcta entre los barrotes. La distancia no debe ser ni muy pequeña, donde pueda quedar atrapado algún dedo, ni muy grande donde pueda entrar la cabeza, por ejemplo. La distancia correcta estaría entre los 4,5 y 6,5 cm.
- Que no esté fabricada con materiales tóxicos. Cabe la posibilidad de que chupe los barrotes e incluso de que, cuando crezca y se ponga de pie, mordisquee la barandilla.
- Que la barrera se fije fuertemente cuando no tenga que moverse, para que sólo papá y mamá sean capaces de bajarla y subirla.
- Que el ancho mínimo de la cuna sea 60 cm y que sea al menos 20 cm más larga que el niño. La altura de la base de la cuna, donde va a dormir el bebé, tiene que ser también modificable: desde unos 60 cm desde el suelo al principio hasta 30 cm cuando el niño crece y bajamos la base.
- No debe tener protecciones ni chichonera. Hasta ahora se utilizaban para que el niño no se hiciera daño, pero cabe la posibilidad de que se acerque demasiado a ellas y no pueda respirar bien.
- Tener las decoraciones, pegatinas o dibujos bien pegadas o pintadas, para que el niño no pueda arrancarlas.
- Contar con ruedas que puedan bloquearse (al menos deberían poder bloquearse dos). Cuando el bebé se ponga de pie deberemos alejar la cuna de ventanas, sofás o camas para evitar que pueda utilizarlos como ayuda para salir. Además, habrá que bajar el colchón a una posición más baja para impedir que salga solo.
- No debe haber cojines, ni peluches, ni ropa de cama suelta.
- El colchón tiene que ser adecuado para la cuna que se tenga. De este modo quedará bien ajustado y no habrá huecos donde el bebé pueda quedar atrapado de algún modo.
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NCV