Estas palabras, las del título de esta columna, son las más emblemáticas del himno nacional de los Estados Unidos de Norteamérica. Las tristes imágenes de indigentes que se aprecian en esta entrega personal, dolorosamente las tomé hace una semana en San Ysidro, California, en la entrada orgullosa de la unión americana, el país más poderoso del mundo, por lo menos de occidente.
No sé si la indigencia es resultado de las guerras, de la migración o simplemente son personas en situación de calle porque el destino así lo dispuso. Pero realmente debemos preguntarnos y preguntarles a las autoridades de ambos lados de la frontera si es válido ver a la gente caer en desgracia, si pueden dormir tranquilos, mientras esto sucede; particularmente cuando en lugar de disminuir esta dolorosa situación, continúa creciendo en la tierra de la libertad que tanto prometen.
Buena semana siempre
Carlos Mora Álvarez es especialista en temas de migración en la frontera norte de México.