Auschwitz en Polonia es el espacio más reverenciado de forma negativa a partir del HOLOCAUSTO, invariablemente en MAYÚSCULAS.
Sin embargo, la antología, la paradoja y el eufemismo que estalla frente a los ojos en la expresión cinematográfica que titula este editorial, es tan inmisericorde como incontrolable.
Cada espectador o espectadora, cada ser humano debe asumir su propia conclusión para asimilar la irresponsabilidad implícita e inefable como inhumana percepción del irrefutable acontecimiento hecho histórico que marcó a el planeta para siempre.
Es necesario y obligatorio que todos y todas observemos y aprendamos de donde venimos en cuanto al respeto a lo más fundamental, porque al ignorar los entornos, se pierden las perspectivas, además de los alcances fundamentales.
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Entiéndase que lo más sagrado, como lo más respetable es la esencia del sentido de existir distinguiendo absolutamente nuestra insondable existencia.
La audacia horroriza lo que no se ve extramuros, pero se percibe desalmada por la evidencia escalofriante de los sonidos impactantes y desgarradores apenas audibles.
El hecho queda plasmado para la posteridad, honrar a las y los que perecieron ahí, incluidos niños y niñas, es rotundamente un acto de justicia DIVINA.
Hágase un favor y véala más que con los ojos, con el corazón y la conciencia.
Buena Semana Siempre.
Carlos Mora Álvarez.